El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó esta semana la venta en subastas de siete pisos y dos bajos en el centro de la ciudad: el número 40 de la calle Orzán, un edificio nuevo, embargado por la deuda hipotecaria de la empresa. Esta deuda pertenece en su mayoría a la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), más conocida como el “banco malo”, lo que le ha permitido a esta entidad quedarse con varias viviendas a un precio irrisorio para luego venderlas, presuntamente.
Para la Marea Atlántica “trátase dun uso dos recursos públicos para beneficio privado, que as administracións non deberían tolerar e menos cun ben tan sensible como é a vivenda”. Así lo afirmó su portavoz municipal, María García, que criticó la actitud de la Sareb, que recordó que es una entidad pública, en la que el Estado es el socio mayoritario, “cuxa débeda computa como débeda pública, pero que se comporta habitualmente coma a peor das inmobiliarias privadas”
En opinión de los mareantes, la Sareb debería haber seguido Existían otras vías, como la que se siguió en Miño, donde cedió al Ayuntamiento varios pisos de su propiedad, y también critica que el Gobierno local de A Coruña permanezca pasivo.
La Sareb se defiende señalando que no ha vendido ningún piso ni bajo, dado que la entidad no es propietaria de ningún edificio, en contra de lo que se suele decir, sino que es propietaria de la deuda que pesa sobre ellos. Es decir, que es un simple acreedor. Sin embargo, la fuerte deuda que pesa sobre los pisos y bajos del número 40 explica el bajo precio de las pujas que ganaron las subastas. Mientras que su valor ronda los 150.000 euros, la puja más alta fue de 69.000 euros. La Sareb recuerda que otros postores también se hicieron con pisos.
La Marea ha anunciado que preguntarán en el próximo pleno por las gestiones que la Concejalía de Urbanismo realizó o está realizando con la Sareb, en el caso de las 55 viviendas de la antigua promoción de Epamar en Palavea, sobre la que también pesa una fuerte deuda. Durante meses, el Ayuntamiento había mantenido que se encontraban en conversaciones con la sociedad para que le cedieran esos pisos para funciones sociales. Sin embargo, fuentes municipales habían anunciado hace poco que la Sareb había vendido dichos pisos.
Desde la Sareb niegan estas informaciones y aseguran que no pueden haberlo hecho porque no es de su propiedad, y que, al igual que en el caso del número 40 del Orzán, las viviendas tienen que salir a subasta para que puedan saldar la deuda que la inmobiliaria contrajo con el banco.