Ya tiene doscientos años, pero ni envejece ni cae en el olvido porque es una de las obras más interpretadas, escuchadas, grabadas y adaptadas por todo tipo de cantantes, intérpretes y agrupaciones. La Sinfonía nº 9, «Coral», de Ludwig van Beethoven se estrenaba un siete de mayo de 1924 bajo la dirección del propio compositor, prácticamente sordo y ajeno al revuelo que se formó en la sala. Doscientos años y dos meses más tarde la Orquesta Sinfónica de Galicia lleva a la plaza más emblemática de A Coruña, María Pita, la más icónica, irreverente y señalada obra de la historia de la música a el próximo sábado17 de agosto (21.00 horas).
Bajo la dirección de su titular, Roberto González-Monjas, y con el propio Coro de la OSG que dirigen Carlos Mena como responsable artístico y Javier Fajardo como director musical, coro y orquesta acometen en una sesión musical nocturna que se inscribe dentro de la Semana Clásica de las Fiestas de María Pita.
Si hace doscientos años cambió el rumbo de la creación musical, la obra sigue sonando revolucionaria hoy día y hay autores que consideran que todavía hoy hay momentos que «suenan futuristas». Beethoven tenía 53 años cuando presentó la obra aquella tarde de mayo en Viena, aunque no era del todo consciente de la que estaba liando.
Desde entonces la obra no solo cambió el destino de la música, de la relación entre el artista y su obra: al estreno pronto se sucedieron arreglos y revisiones, transformaciones y orquestaciones de autores como Richard Wagner, Gustav Mahler y otros grandes directores de finales del XIX y hasta comienzos del XX.
Después llegaron polémicas como su interpretación en el cumpleaños de Adolf Hitler en 1942 por la orquesta filarmónica de Berlín y su director Wilhelm Furtwängler o su uso como arma de destrucción masiva tras la caída de Muro de Berlín en 1989 en una histórica interpretación de Leonard Bernstein donde antes había un muro que separaba dos modos de entender el mundo.
Karajan hizo un arreglo que se convirtió en himno de la Unión Europea y muy pronto llegaron movimientos de liberación historicista: la obra se interpretó con instrumentos originales, reconstrucciones de época, con instrumentos modernos, con criterios historicistas o simplemente de manera informada. La Sinfonía nº 9 de Beethoven sigue provocando revisiones y, cómo no, adaptaciones al universo pop: Waldo de los Ríos la adaptó y Stanley Kubrick usó su visión electrónica y futurista en su violentísima La naranja mecánica; otro Ríos, pero en este caso Miguel, supo encontrar un tono rock en su canto final y hasta el guitarrista y fundador de Rainbow, Ritchie Blackmore, tiene una adaptación en solo de guitarra que acaba convirtiéndose en una verdadera locura de exaltación y alegría al final de su álbum Difficult to Cure.