Decenas de personas que eligieron la calle de Ángel Serna para picar algo y tomar la primera caña del viernes pudieron gozar de un espectáculo que ni el 4K ni la mejor película de Hollywood les podría brindar. Y es que los Bomberos, que tuvieron que acudir a la altura del número 25 por una caída de cascotes, tiraron de despliegue y grúa para alcanzar los pisos superiores.
En la época de los smartphone y las redes sociales Os Mallos se convirtió en el set tendencia de la ciudad. Los niños, que muchos de ellos se dirigieron a los profesionales como si de futbolistas de Primera se tratase, se lo pasaron en grande. Uno, incluso, confesó que de mayor quería ser como ellos.
La realidad era mucho menos grave que lo que parecía decir la performance: unos desprendimientos de una fachada que afortunadamente no alcanzaron a nadie y un protocolo para evitar futuras caídas que, sin embargo, sirvió además como show y maniobra de imagen.