El entorno de la Torre no está amenazado tan solo por la especie humana: los espacios verdes también se ven invadidos por la planta sudafricana conocida como uña de gato. Periódicamente se congregan voluntarios de la zona para limpiar una parte del terreno, normalmente organizados por el grupo naturalista Hábitat, que lleva desde 2017 tratando de controlar la expansión del ‘carpobrotus edulis’, la denominación científica de esta planta.
La última actuación de este tipo tuvo lugar en febrero y consiguió arrancar una tonelada de uña de gato. En total, han sido 63 toneladas de esta especie invasora las que se han eliminado desde que comenzó el programa, pero todavía no se ha conseguido eliminar esta amenaza a la biodiversidad. Pero se ha limpiado menos del 50% de la superficie del ENIL (Espacio Natural de Interés Local). Parte se halla en lugares inaccesibles, entre las rocas más cercanas al mar, en lugares prácticamente verticales, donde los voluntarios no pueden acceder sin el equipo adecuados.
Aunque a veces invisibles al ojo inexperto, el enclave en el que se ubica la Torre alberga más de 600 especies, que fueron catalogadas por el grupo naturalista Hábitat en un mapa de la biodiversidad. Se puede apreciar en distintas épocas del año especies de aves como halcones peregrinos, alcatraces y cormoranes junto a pequeñas aves como gorriones, lavanderas y colirrojos.
En cuanto a fauna marina, se observan en ocasiones arroaces. Además, se han llegado a ver nutrias en el entorno de la playa de As Lapas. A los mamíferos terrestres también les gusta la Torre: topos y erizos han instalado allí sus madrigueras. En cuanto a anfibios y reptiles, se encuentran especies endémicas como el sapillo pintojo o la lagartija gallega. El paisaje acoge también numerosos insectos, como arácnidos, mantis, sílfidos y hasta 200 especies de mariposas, según los registros de Hábitat.
Otra amenaza a la biodiversidad son los gatos porque estos felinos de instinto depredador rondan por el ENIL a sus anchas. Esto obligó a la Concejalía de Medio Ambiente a trasladar la la colonia más cercana en 2021 para tratar de paliar sus efectos.
Surgió una discusión entre los naturalistas, que apoyaban la decisión y aseguraban que existe una multitud de artículos científicos que prueban que los gatos constituyen una de las mayores amenazas a la biodiversidad (no solo pájaros, sino también lagartijas e insectos) y los amantes de los gatos, que consideran que estos son inofensivos porque están bien alimentados por ellos.
El plan de conservación también se refiere a ellos: el Ayuntamiento debe realizar un censo, y esterilizarlos. El objetivo es que desaparezcan poco a poco. El documento promete que los animales deben recibir atención médica y comida. Y que debe llevarse a cabo en coordinación con las asociaciones felinas.