La concentración de comerciantes en protesta por la ola de robos sufrida en las últimas semanas acabó por convertirse en un cara a cara con un hombre al que los presentes identificaron como uno de los autores de los mismos. La plaza de San José fue escenario de un inesperado intercambio de pareceres y experiencias, a la que se unieron los vecinos, cuyo resultado fue unánime: la situación es de tensión, con una creciente frecuencia en los asaltos y una cada vez más palpable presencia y tráfico de drogas en la zona. Consecuencia de esa ecuación es la decisión de echar la verja por parte de la peluquería Sentidiños, una de las víctimas recientes.

Poco o nada tuvo que ver el transcurso de la mañana con lo previsto en la convocatoria, debido a la aparición de una persona que más tarde se definió como “toxicómano” y que a su paso por la plaza tuvo una actitud desafiante con los medios de comunicación. De hecho, cuando varios de los presentes lo señalaron exigió que las cámaras no le enfocasen e incluso lanzó un manotazo a una de ellas. “Ese chico es del gremio, de cuál va a ser, y yo estoy hasta la coronilla de tener la puerta cerrada”, exclamó Pilar, una vecina que a sus 86 años dice vivir sus peores días en la zona.

Rueda de prensa 

Fue cuestión de segundos que el supuesto delincuente reculase, cambiase de opinión e improvisase una suerte de rueda de prensa para dar su punto de vista. “Yo no sé si hay problemas de seguridad o no, lo que no se puede hacer es meter a todo el mundo en el mismo saco. Nosotros somos las víctimas, somos enfermos. El problema de las drogas es una enfermedad reconocida por la OMS, y lo que hacemos nosotros es buscarnos la vida”, dijo. “Yo nunca he amenazado a nadie, si algo se caracteriza de mi, es la educación que yo tengo. Puedo pedir unas monedas, y si me dicen que no me voy y punto. Lo que hagan los demás es problema suyo”, añadió antes de referirse al asalto a la peluquería, donde dijo haber entrado a las 04.00 horas “a pedir ayuda” porque se sentía mal “y la puerta estaba abierta”.

Colmó la paciencia de una atenta audiencia de manifestantes otra sentencia del ‘acusado’: “Jamás en mi vida he robado, y menos aquí”. Un empleado de hostelería, Juan, gritó desde el fondo: “Eres el mayor ladrón que hay”. Nada más pronunciarse se acercó y comenzó el momento más tenso, siempre dentro de lo correcto, entre los dos puntos de vista. “Estás amenazado por todos, porque vas por ahí ‘mangando’ propinas y robando, estamos manifestándonos contra ti y gente como tú”, prosiguió. Su discurso fue aclamado por el resto de asistentes, quienes decían tener fotos y grabaciones del toxicómano con las manos en la masa. “No os queremos aquí, estáis jodiendo toda una zona, nuestros hijos se están criando con gentuza como vosotros”, advirtió, a muy pocos metros de distancia. 

El intercambio de opiniones, quejas y reivindicaciones acabó por animar a más manifestantes, algunos de ellos en un tono más conciliador. “Me pediste dinero, no te lo di, y me amenazaste”, le recordó una de ellas  al ‘acusado’. “No fue contra ti, sólo dije que, si pedimos y se nos niega, a lo mejor preferís que os roben”, matizó éste.

Reproches

Ninguna de las partes consiguió convencer a la otra, ni tampoco se intuyen cambios en los pareceres o intenciones futuras. De hecho, resulta revelador que a la advertencia de “salimos a la calle para ver si os largáis de aquí y nos echaremos a la calle hasta que la gente como tú se vaya” le siguiese un “yo no me voy a largar”. 

Resultó ser una sentencia lapidaria que dio por finalizada la conversación, ya que el supuesto delincuente se marchó por donde se había ido, después de criticar el colchón de ayudas sociales, la falta de oportunidades laborales y de solicitar más centros de ayuda para toxicómanos. Después,  hizo acto de presencia el popular Miguel Lorenzo, que anunció que llevará al pleno la inseguridad.