El Ayuntamiento ha hecho un gran esfuerzo en pro de la movilidad sostenible, peatonalizando y humanizando las calles, retirando aparcamiento y aumentando la aceras, en un esfuerzo para invitar al público a desplazarse a pie. También ha rebajado la tarifa de autobús para incentivar el transporte colectivo e impulsado el servicio de alquiler municipal de bicicletas. Sin embargo, nada de esto ha servido para reducir sensiblemente el número de vehículos privados que circulan por la ciudad.
Según los expertos consultados, existen dos problemas: el primero, la gran importancia de la circulación metropolitana. Una gran parte del tráfico en la ciudad se genera cuando entran y salen los vehículos entre A Coruña y los municipios limítrofes (sobre todo Oleiros). A diario, entran y salen más de cien mil vehículos, y el número no ha dejado de aumentar en los últimos años, aunque todavía no ha llegado a niveles prepandemia, cuando la cifra rondaba los 114.000.
Como no existe una política metropolitana de transporte (a pesar de las propuestas políticas para crear un consorcio, como el que existe para la gestión de la basura), las líneas municipales no tienen en cuenta los desplazamientos entre ayuntamientos. Por supuesto, está el transporte interurbano que es competencia de la Xunta, con un elevado número de pasajeros, pero los usuarios se quejan de su lentitud y de que, una vez en dentro de A Coruña, deben subirse a otro bus para llegar a su destino.
El segundo problema es que las bicicletas no compiten con los vehículos privados, sino con otros medios de transporte sostenibles, como señala Margarita Novales, del Laboratorio de Mobilidade Sostible de la Universidad. Este organismo se encarga de analizar los datos que genera el tráfico coruñés. “Todavía no hemos hecho un estudio serio–señala la codirectora–. Pero la impresión personal es que no ha disminuido”.
Según explica la experta, alguien que está acostumbrado a moverse a pie es más probable que escoja pedalear con una bicicleta de BiciCoruña o subirse al autobús aprovechando el descuento que un conductor renuncie a su coche, puesto que las prestaciones son distintas. Hay que recordar que los coruñeses, en contra de lo que se suele pensar, prefieren caminar cuando pueden.
El Plan de Movilidad Urbano Sostenible (PMUS), que se remonta a 2013, ya señalaba que en torno al 50% de los coruñeses se desplazaba a pie. Datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) de 2021 señalaban que 97.470 habitantes censados en A Coruña con 16 años o más (el 53% de este segmento de población) prefieren moverse en coche a su lugar de trabajo o estudios.
En parte, esto es debido a que A Coruña es una ciudad muy densamente poblada, con un término municipal muy pequeño, de unos 37 kilómetros cuadrados. La empresa de estudios Deyde Datacentric confirma que el 98% de los coruñeses están a cuarto de hora de todas las infraestructuras necesarias para la vida cotidiana. Es lo que se denomina ‘ciudad de los quince minutos’.
Y sin embargo, los coruñeses consideran el coche imprescindible para sus desplazamientos en el área: el parque móvil de la ciudad apenas ha descendido en los últimos años. Es un problema metropolitano.