La Universidad de A Coruña volvió a dar un paso adelante para hacer frente la plaga de bolitas blancas de las costas gallegas. La Oficina de Medio Ambiente (OMA) congregó ayer a más de 20 personas en la playa de Matadero para quitar los pellets y otros residuos que se extendían entre las arenas. El encuentro surgió a raíz de la limpieza que organizó la OMA en As Lapas el 12 de enero.
Esta primera limpieza atrajo a 35 colaboradores que recogieron entre 60 y 80 gramos de pellets. Ante el amplio número de participantes y la lista de espera, las organizadoras de la OMA volvieron a realizar un llamamiento para una de las zonas veraniegas más populares.
El grupo se encontró ayer frente a las escaleras a las 11.30 horas para recibir una rápida explicación del método de limpieza, basado en la metodología planteada por la Asociación para la Defensa Ecológica de Galicia (Adega). La Universidad proveyó de materiales como cubos, guantes y bolsitas de plástico, así como otras herramientas para realizar la ardua tarea.
Grupos de tres peinaron el terreno para recuperar las bolitas y separarlas de la arena con escurridores. Dado que algunos pellets eran demasiado pequeños, también echaron los restos en el interior de cubos de agua aprovechando la flotación de plástico industrial del que están compuestos.
Verónica Torrijos, técnica de Medio Ambiente y la responsable de estas limpiezas, afirmó que una de las posibles complicaciones en Matadero giraba en torno al viento debido a que “as partículas dos pellets son muy lixeiras”. También añadió que la lluvia en los días de mal tiempo suele ser un perjuicio a causa de que la arena mojada se pega sobre los residuos y dificulta los procesos de búsqueda.
María José Rodríguez, profesora en la facultad de Economía de Coruña y voluntaria, confesó que la primera vez que fue a limpiar en As Lapas parecía que la playa estaba limpia, pero no tardó en darse cuenta de que la realidad era otra muy distinta: “Son muy chiquitinos y los puedes confundir con la arena. Después de visualizarlos un rato, los diferencias por el color”.
Susana Puertas, otra de las participantes en esta limpieza, también mencionó esta complicación con una nota crítica: “Es una vergüenza que pasen estas cosas, que se permita y que las administraciones se dediquen a pelear”, dijo al meditar sobre las consecuencias de la catástrofe provocada por el vertido. Tras la limpieza, el grupo se reencontró en la salida para analizar lo encontrado en un esfuerzo que será de utilidad para futuras actuaciones.