Unos jóvenes que se dedicaban a pintar grafitis en el antiguo esqueleto de hormigón de Fontenova, en la avenida de Finisterre, hicieron a las dos de la tarde de ayer un macabro hallazgo: el cadáver descompuesto de una persona. Las autoridades sospechan de que se trataba de un sintecho que se cobijaba en el lugar.
El lugar forma parte e una promoción de dos grandes bloques de viviendas, uno prácticamente acabado y otro del que solo se llegó a construir la estructura de hormigón desnuda. La primera cuenta con vigilancia, pero la segunda lleva años siendo empleada por sintecho como cobijo, y también por artistas del grafiti, que pueden practicar su arte urbano sin que las autoridades les molesten.
Hace un año, en febrero de 2024, se produjo el incidente más grave hasta la fecha. Una mujer se precipitó desde cinco metros de alto, golpeándose contra el hormigón y causándose graves traumatismos. La Policía Nacional investigó el incidente e interrogó a su pareja, que también era un sintecho y con el que discutía a menudo. Después de eso, la Sareb, propietaria de ambos inmuebles, anunció su intención de venderlos, y aseguraba que realizaba inspecciones periódicas.
Sin embargo, las autoridades aseguran que el lugar recibe visitas a menudo de toxicómanos y otros individuos en riesgo de exclusión social, convirtiéndose no solo en un foco de insalubridad, sino también de peligro. La asociaciones de comerciantes de A Grela, que se encuentra justo enfrente, ha tratado en varias ocasiones de que la Sareb se haga cargo, pero sin un resultado evidente.
Los policías tuvieron que solicitar una escalera de los Bomberos para poder bajar el cuerpo hasta el nivel de la calle en condiciones. Ahora están a la espera de una autopsia revele la causa de la muerte, lo que no será fácil, habida cuenta del avanzado estado de descomposición