Entre los efectos secundarios del cambio o inestabilidad climática parece que también entra la nueva estacionalidad de una hostelería que ha pasado de temblar de frío e incluso cerrar en el mes de enero a facturar o registrar llenos como el de los dos últimos días en la zona de La Marina. Desde primera hora de la mañana y hasta la temprana puesta de sol se antojó incluso complicado encontrar un sitio en las terrazas, lo que ayuda a salvar un mes tradicionalmente complicado, aunque cada vez menos.
Y es que el pico de casi 19 grados registrado ayer, unido a un sol que calentó más de lo habitual en estas fechas, dejó una estampa más propia de primavera. El ‘veranillo’ de santa Elvira dejó un reguero de felicidad también entre los hosteleros, que han pasado de dar vacaciones forzosas a no dar a basto con tanta comanda. “El clima nos ayudó mucho. Este fin de semana se trabajó muy bien y en días así se nota el movimiento en la calle muchísimo”, afirma Alberto Boquete, propietario de La Mansión 1783 y también presidente del sector en la zona. “Es un público más de aquí que de costumbre, pero también las escalas de cruceros han tenido su repercusión este mes”, añade.
Boquete, que ha regentado varios establecimientos en otros barrios, no se olvida del cómo era enero hasta que las estaciones se volvieron locas. “Era un mes tranquilo en el que bajaba bastante el volumen de trabajo, además de que muchos aprovechan para dar vacaciones o hacer reformas de mantenimiento”, recuerda.
Por otra parte, la contabilidad también afectará de forma importante al recibo de la luz, ya que las terrazas han pasado de calentarse con apoyo eléctrico a hacerlo con la luz del sol. “Vamos a ahorrar un poquito en luz estos días gracias al calor y la previsión es que el trabajo sea bueno y que haya trabajo también el fin de semana”, finaliza un empresario que da gracias al cielo.