Estos días, parece que en A Coruña no se habla más que de jabalíes. Las reiteradas apariciones de los cerdos salvajes causan sensación, y los videos pasan de mano en mano a través de las redes sociales: Cuatro Caminos, San Diego, el Club Financiero, Os Mallos... Se diría que aparecen de la nada pero expertos consultados señalan que, en realidad, acceden por rutas muy concretas, como las vías del tren, que penetran en la ciudad hasta Oza.
Una de estas fuentes, un cazador experto en abatir jabalíes con arco, asegura que ha estudiado la ruta personalmente, empleando fototrampeo (instalar cámaras que se activan automáticamente con el movimiento). “Cogen las vías del tren en Meicende y recorren toda la ciudad, pasando por debajo de Alfonso Molina”. Protegidos de las miradas de los extraños, muchas veces atravesando viejos huertos y lugares semiabandonados, y maleza que crece en las cunetas.
Otras construcciones, como la Tercera Ronda, ejercen de barrera, pero al revés que otras autovías, no está vallada en toda su extensión y cualquier hueco en la valla cinegética le basta a estos animales para colarse. Esto provoca un grave riesgo de accidente en vía rápida. “Hicimos el estudio en 2021, cuando estábamos evaluando un actuación allí”, comenta el arquero. Es decir, cazar a la espera.
Sin embargo, A Coruña es una zona demasiado urbana como para practicar la caza, incluso con arco, señalan fuentes de la Xunta, que acotan el uso de este arma a zonas periurbana (como las que se encuentra entre Arteixo y Culleredo y A Coruña). Santiago Vázquez, vicepresidente del Grupo Naturalista Hábitat, considera “totalmente factible” que los jabalíes utilicen las vías del tren como un corredor verde.
“Por Oleiros no suelen venir, porque no quieren atravesar el puente de A Pasaxe, pero por A Zapateira y Bens sí. Está lleno”, apunta. Por otro lado, considera que sería inútil cerrar esta vía de acceso. “No se le pueden poner puertas al campo”, añade. Además, no es la única vía, como señalan los servicios de emergencia que siguen a los jabalíes.
Los últimos avistamientos son, según expertos en caza, de ‘la coja’, una jabalina llamada así por su leve lesión en una de las patas. Junto con otra jabalina y tres jabatos, se les ha visto a menudo por las calles de la ciudad. “Uno de ellos es un rayón. Es decir, que tiene todavía las rayas blancas en el lomo que pierde a los cuatro meses”, señala un arquero.
Precisamente por eso ‘la coja’ puede suponer un peligro: “En cuanto el rayón se sienta amenazado y le pegue un grito a la madre, ella ataca. Es el mayor peligro que hay cuando tienes un accidente en carretera y te bajas para ver el golpe. En situaciones comprometidas son tremendamente peligrosas”.
Pero hay otros visitantes. También se ha visto una pareja de jabalíes hace un mes que llegó a meterse dentro de un párking subterráneo de Os Mallos, por ejemplo. Todos buscan lo mismo: comida. Su plato favorito son los gusanos que se encuentran bajo el césped húmedo de las zonas verdes que levantan con sus hocicos. Así han destrozado el parque del monte de Bens, por ejemplo; pero también las jardineras de Alfonso Molina o de San Diego. Sin suficientes castañas o nueces de las que alimentarse, han encontrado en A Coruña una mesa bien dispuesta.