“En muy pocos. Hay que ser realistas”, afirma Rocío Barros, directora del centro de acogida Hogar Sor Eusebia y el Hogar Santa Lucía, al hablar de las mujeres sin techo que han logrado alcanzar una vida autónoma. Estas declaraciones surgieron al detallar su labor ayer durante la visita del director xeral de Inclusión Social, Arturo Parrado.

“El perfil que manejamos es muy heterogéneo”, explicó Barros enumerando cargas familiares, drogodependencia o la prostitución como problemáticas difíciles de superar. También destacó que la estancia de las ingresadas podía variar según las situaciones y alcanzar los tres o cuatros años en la institución. No obstante, la directora definió la relación entre las cuidadoras y estas mujeres como la de “una pequeña familia” que actualmente acoge a 16 personas con el apoyo de la Xunta.

La institución agradeció al Gobierno gallego al subir la cuota por persona acogida de seis euros a ocho el pasado año. “Aunque parezca poco, para nosotros supone mucho”, dijo Barros. Además Parrado destacó la subvención de 50.000 euros utilizada “única y exclusivamente, para funcionamiento y mantenimiento”, tal y como explicó el enviado de la Xunta.