La Xunta constata que el cierre de la ría no redujo la actividad de los furtivos

La Xunta constata que el cierre de la ría no redujo la actividad de los furtivos
Los furtivos faenando a la altura del antiguo poblado de A Pasaxe, aprovechando la marea baja | Quintana

A día de hoy, es posible descubrir a menudo a figuras sumergidas hasta la cintura en el agua de la ría de O Burgo, aprovechando la bajamar. Nadie diría que lleva un año cerrada al marisqueo y la razón es que, mientras los mariscadores con licencia respetan la prohibición de faenar, los furtivos continúan su actividad exactamente como antes. Desde la Consellería del Mar avala esta impresión con datos, señalando que desde febrero del año pasado se han contabilizado 31 denuncias por este motivo.  


Hay que recordar que la paralización del marisqueo en la ría de O Burgo se produjo en febrero de 2022, antes incluso de que comenzaran las obras de dragado. Estas levantan lodos tóxicos del lecho de la ría que contaminan aún más las aguas, de ahí que fuera necesario detener la extracción de almeja. Pero los furtivos no se dan por aludidos: en el año inmediatamente posterior a la paralización de la actividad, el Servicio de Gardacostas contabilizó 31 denuncias por la presencia de furtivos en la zona. El año inmediatamente anterior habían sido 30. 
 

El precio en alza  

Por supuesto, esta actividad ilegal se hace más patente cuando sube el precio del marisco. Eso tampoco ha cambiado. La última vez fue la Semana Santa, cuando una docena de furtivos faenaba diariamente. Otra fecha muy importante es poco antes de la Navidad, según señalan desde la cofradía, además del verano, cuando la hostelería recibe más clientes. En fechas señaladas, la almeja extra pasa a cotizarse a 23 o a 24 euros el kilo, la de cuatro centímetros o superior, 18 euros el kilo. Y la babosa de entre nueve y diez euros. Por eso se vuelven más activos, y están aprovechando que tienen las manos libres para recolectar más almeja que nunca.
 

En la cofradía, de 78 miembros, aseguran que los furtivos están más activos que nunca porque, aunque el número de denuncias no ha crecido, señalan que ha crecido el número de furtivos en cada denuncia.  “Baixan con frecuencia seis, catro, oito, e están levando o marisco”.
 

Además están centrándose en las zonas donde los cofrades trasladaron la almeja para salvarla del dragado. Con esta reserva pensaba repoblar la ría cuando estuviera saneada. Ahora ya no será posible. “Levan incluso a cría”, se lamentan desde la cofradía. Esto es habitual en los furtivos, que no se detienen a seleccionar el marisco, como señalan los cofrades: “Non fan unha cribaxe A ameixa fina ten que ter mínimo catro centímetros, a babosa 3,8, o berberecho 3,5, pero non levan criba, o recollen todo”. Una vez lleno el capazo, se reúnen en el antiguo poblado de A Pasaxe, ahora prácticamente vacío, donde ponen los trajes de neopreno a secar y seleccionan el marisco ”.
 

Peligro para la salud  

No se puede olvidar que, de todas maneras, este marisco no se puede consumir directamente del agua. Incluso antes de que comenzaran las obras de saneamiento, la ría estaba catalogada como zona “B”. Eso significa que tiene que pasar siempre por un proceso de depuración antes de su consumo, lo que ocurre solo cuando la extracción se realiza por medios legales. 


Obviamente, los furtivos no llevan su captura a una depuradora, y la almeja puede estar contaminada con alga roja, toxina hipofílica o toxina amnésica, por ejemplo. Pero eso importa poco a los hosteleros desaprensivos. 

La Xunta constata que el cierre de la ría no redujo la actividad de los furtivos

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