Nuevos edificios se levantarán en San Amaro a corto plazo después de que la Xunta aprobara el informe ambiental simplificado, lo que permite seguir adelante sin uno ordinario, cuya elaboración es mucho más compleja. El dictamen se publicó ayer en el Diario Oficial de Galicia (DOG) y permite llevar a aprobación definitiva el proyecto de urbanización de la zona. En el texto se señala que no va a suponer un impacto visual importante.
Es más: en el informe del Instituto de Estudios del Territorio señala que el proyecto puede suponer una mejora en cuanto al equipamiento de zonas verdes y medianeras. No hay que olvidar que esa zona, que da al Paseo Marítimo y se encuentra junto al histórico cementerio de San Amaro, ha estado abandonada mucho tiempo. El terreno forma prácticamente un terraplén que salva el desnivel con dos escaleras, una en la calle de San Amaro y la de San Pedro.
El terreno donde se podrá construir llega hasta la residencia de la Tercera Edad Torrente Ballester y baja por Adormideras, comprendiendo el terreno que se encuentra entre la calle Regata Cutty Sark y el Club del Mar San Amaro. Todo ello está comprendido dentro del polígono H3.01.
En total, son más de 15.000 metros cuadrados en los que se podrán levantar 260 viviendas, lo que supone una inversión de 1,6 millones de euros y los promotores están impacientes, porque presentaron el primer proyecto de urbanización en 2012 y fue paralizado. En 2021 volvieron a presentarlo, y esta vez se lo aprobó la Junta de Gobierno local.
Sin embargo, se encuentra en una zona especialmente sensible, a la vista de la Torre de Hércules, y por eso ha sido necesario un informe de Patrimonio Cultural (en cambio, no se ha pronunciado Patrimonio Natural, a pesar de encontrarse tan cerca de la playa de San Amaro). Además, se les exige un proyecto arqueológico antes de que comiencen las obras porque se sospecha que en la zona se puede encontrar la capilla y la fuente de San Amaro, aunque nunca se han localizado los vestigios arqueológicos.
La ordenación urbanística de esta zona se remonta al PGOM de 1998 y autoriza edificios de hasta nueve alturas. El proyecto de urbanización prevé la creación de zonas verdes y áreas de juego infantiles en la parte de la playa y en el triángulo formado por la avenida de Navarra, la Torrente Ballester y la calle Fuente de San Amaro, así como entre el cementerio, el paseo marítimo y el final de las calles San Amaro y San Pedro, que durante años han sido solo un descampado lleno de maleza.