Los vecinos del centro, asumido que el peaje por vivir allí es que no haya tapones que amortigüen las charangas y el barullo carnavalero, igual llevarían mejor la falta de descanso nocturno si tuviesen un cariño por parte del Gobierno local. Cualquier cosita: una rebaja en la tasa de basura, una habitación de hotel lejos del ruido en los días clave de las fiestas... Ahí queda la idea.