Por si no se han encontrado con ese vecino que se queja del frío, del calor, de la lluvia, de la sequía, del viento y de la calma, vamos a asumir el papel y decir que esta primavera de febrero es una muestra evidente del cambio climático –por si aún le importa a alguien– y que, además, nos estamos jugando el resfriado, con tanto baile de temperatura. Luego no vale decir que no estaban avisados.