Alguien se enteró de la hoja de ruta de Carles Puigdemont de cara a las elecciones de mayo en Cataluña. Se dice, se comenta, se cuenta, que está dispuesto a regresar a nuestro país, lo que provocaría de forma inmediata que lo esposaran: fotón. Pasaría casi un mes y medio cerrado en una cárcel a cuerpo de rey en una prisión, en manos del Gobierno catalán, pero después de pasar con sus colegas de fechorías cuatro años, le parecerá un retiro espiritual. Luego saldrá adelante la ley de amnistía y saldrá de rositas, salvo que los jueces digan que dicho perdón no puede aplicarse. Pero Sánchez dice que así en el país catalán habrá una paz, aunque allí nadie dice estar en guerra. Solo hay una comunidad más pobre que antes.