Inés Rey, alcaldesa de A Coruña, dejó bien claro que no le gusta que se la insulte y que se va a defender de las ofensas siempre que tenga la oportunidad. El conflicto entre la regidora y los vecinos de las viviendas de Franco sigue en auge, así que es lícito que los afectados por las obras de transformación de la zona urbana frente a sus casas expresen su malestar por no contar con ellos, según sus denuncias, pero deben de hacerlo sin faltar el respeto. Las reivindicaciones resultan igual de efectivas. Los reclamantes dicen que “no insultan” y que mantienen el respeto a la máxima mandataria de la ciudad, pero lo único que están exigiendo es diálogo. Cierto es que los políticos últimamente tienen la piel muy fina.