Cualquiera que pise la ciudad lo sabe de sobra: en las calles coruñesas hay alerta marrón permanente por culpa de las deposiciones de los perros. Para los incívicos, de nada parecen haber valido las decenas de campañas de concienciación, iniciadas al principio del mandato de Paco Vázquez. El problema sigue ahí. Es por eso que, ante las constantes protestas, el Ayuntamiento se ha sacado de la chistera una patrulla canina. ¿Será la solución? Seguramente no, pero aquí no se le niega a nadie una oportunidad.