Tiene solo 23 años y ya se ha recorrido gran parte del mundo con su cámara en la mano. Pero la historia del filmmaker Mirko Vigna nace en su casa en O Temple cuando veía vídeos de Youtube soñando algún día ser como ellos. Y lo ha conseguido. Acumula más de 400.000 seguidores en redes sociales, donde cuenta el detrás de cámara de su profesión que ya lo ha llevado a trabajar para grandes marcas como Audi, Ford o Xiaomi, cubrir grandes eventos como la Super Bowl, la final de la Uefa Conference League o conciertos de JBalvin y promociones con Sony Pictures.
“Nunca fui muy apasionado del cine”, confiesa Mirko Vigna. El amor por los audiovisuales le viene del mundo de Youtube. Con tan solo trece años empezó a subir vídeos a esta red social con el objetivo de dedicarse a ello cuando terminase los estudios. “Pero no lo conseguí”, reconoce el videógrafo de Cambre.
Vigna estudió primero en el IES Afonso X O Sabio, en A Barcala, y luego el Bachillerato artístico lo hizo en el IES Adormideras. Pero al terminar, con 17 años, seguía sin verse trabajando en otra cosa que no fuese hacer vídeos. Tras empezar un ciclo que terminó dejando porque no le gustaba, era hora de buscarse la vida.
“Empecé ofreciéndole vídeos gratis a orquestas de Galicia. La mayoría ni me respondían”, reconoce. Pero un par de DJs aceptaron su propuesta y eso le abrió la puerta. “Ya con esas referencias, otras discotecas me empezaron a decir que sí y empecé a cobrar 30 o 60 euros por los vídeos. Luego pude cobrar un poco más, pero no me daba para vivir”, confiesa.
Empecé a cobrar 30 o 60 euros por los vídeo. No me daba para vivir
Poco a poco se fue abriendo paso pero la pandemia llegó y tuvo que parar. “Yo estaba seguro de que esto iba a salir, pero para que mis padres estuvieran más tranquilos y tener un plan B me metí a estudiar Grado Superior en Marketing y Publicidad a distancia”, cuenta Mirko.
Los exámenes los tenía que hacer en Madrid, lo que le abrió el gusanillo por la capital. Años después terminó mudándose allí. “Siempre tuve ganas de vivir en una ciudad grande. Para mí, el estar en contacto con otros profesionales es muy importante y yo no conocía muchos filmmakers en Galicia. Y pensé que aquí en Madrid podría escalar mucho más mi negocio”, explica.
El covid tuvo mucho que ver en su vuelta a las redes sociales. “Siempre me quedó la espinita de ser youtuber, pero durante dos años abandoné el tema de la creación de contenidos. Estaba muy centrado en hacer un nombre. Hasta que volví de Mallorca, donde hice un trabajo para una empresa, y pillé el covid”, cuenta.
Estuvo confinado tres semanas y fue ahí cuando el fenómeno TikTok entró en su vida. “Descubrí la plataforma y pensé que mostrar mi trabajo ahí me podía dar visibilidad. Tenía ganas y esa espinita”, afirma.
Al principio, me daba vergüenza aparecer hablando a la cámara. No estaba muy bien visto en la industria
“Al principio, me daba vergüenza aparecer hablando a la cámara. No estaba muy bien visto en la industria hacer contenido en redes sociales. Empecé haciendo tutoriales de edición, pero al tiempo pensé que tenía algo más que aportar. Y empecé a derivarlo a mi estilo de vida. Me acuerdo que hice un vídeo hablando sobre mi mudanza a Madrid y mucha gente me escribió porque se encontraban en mi situación y les inspiró. Creo que a la gente le gusta porque trato de mostrar mi personalidad tal cual es”, asegura el filmmaker.
Su día a día es muy irregular y reconoce que no tiene rutina. “Depende de la semana puedo estar de viaje en Beijing, en Las Vegas o todo el día editando en mi casa”, cuenta, aunque recorrer el mundo es algo que quería desde bien pequeño. “Me acuerdo de que en Quinto de Primaria me sentaba allí a leer el que era mi libro favorito, el Atlas. Tenía una profesora que viajaba mucho y siempre nos contaba sus batallitas. Yo me quedaba flipando. Fue una de mis motivaciones cuando empecé a hacer vídeos con 17 años. Quería trabajar con empresas por el mundo conociendo distintos lugares. De momento, lo estoy consiguiendo”.
Cuando vuelvo al Temple, vuelvo a la tranquilidad. De A Coruña, echo de menos la playa y los precios
“No me gustaría vivir viajando y no tener casa, pero me encantaría poder viajar más”, asegura, aunque también le gusta volver a O Temple. “Vuelvo un poco a la tranquilidad. De A Coruña echo de menos la playa y los precios”, asegura entre risas.
Aunque Mirko Vigna reconoce que le quedan muchos retos por delante, no se pone límites: “Estoy empezando todavía”.