Cristina Vicente nació en la calle que venera a los girasoles. Jugó a la pelota entre las pirámides que Corrales diseñó como respiraderos de uno de los aparcamientos de ese laberinto peatonal que es el Barrio de las Flores, porque si de una cosa está orgullosa la fotógrafa es de que por allí no pasa uno de cuatro ruedas. Los tubos de escape están al margen del meollo y eso hizo que hoy la zona sea “un pequeño pueblo dentro de la ciudad. Al no circular los coches, nuestros padres nos dejaban jugar en la calle sin problema y nos hemos conocido todos”.
Por eso, Cristina no tuvo problema a la hora de convocar a sus vecinos para que cediesen sus fotos más antiguas, de cuando tocó hacer la maleta con destino a Violetas o a Petunias y se atrincheraron en 17 hectáreas que el arquitecto pensó como un modelo de vida, donde lo social quedó muy por encima de otros intereses. Lo consiguió y el barrio se fortaleció con los años.
Ahora que tiene 50 primaveras, la comunidad salió a la calle para celebrarlo. Bailó el pasado fin de semana rock and roll, jugó al fútbol y se ejercitó a golpe de zumba para hacerle un hueco el domingo a la artesanía y a los callos. Allí, en el Mercado de las Flores, Cristina mostró su experimento.
Puesto
Y es que la artista ocupó un puesto de la feria para enseñar el injerto de papel, donde juntó pasado y presente en diez fotografías para que la instantánea del barrio “adolescente” contraste con su madurez actual. Así hasta diez, que combina con otras imágenes de hoy, en las que le da protagonismo a la arquitectura, a la flora, como no, y a la fauna y también a los niños.
Estos son ya la cuarta generación de “margaritas”. Pasan las tardes en el parque como las pasó Cristina y confirman que hay cantera para cumplir otros 50 rodeados de pétalos amigos.
En este sentido, el proyecto fotográfico despertó el interés de los coruñeses: “En menos de 24 horas lo habían visto 25.000 personas y 180 lo habían compartido”. Con sus cambios o no porque hay partes que están intactas, el barrio floreado se concentra en 50 instantáneas que Vicente tratará de hacer más visibles a través de las redes sociales: “Conseguí reunir sobre 100 fotos, pero no pude utilizarlas todas”.
Así, el plano melancólico se va hasta lo que es hoy con un nuevo baby boom. Prueba de que el Barrio de las Flores está más vivo que nunca fue la presencia de los que viven puerta con puerta sobre al asfalto para festejar el 50 cumpleaños. l