Reportaje | La estación americana de Bares

Reportaje | La estación americana de Bares
Puerto de Bares en una carta náutica Vicente Tofiño 1812

A la luz del convenio firmado con los Estado Unidos en 1953 nació la estación de seguimiento e información militar, la que se levanta de la forma más silenciosa oficialmente. Con conocimiento de todos los lugareños, una de las posibles bases más secretas, al no hacerse eco la prensa de la época de la construcción e instalación de esta base de operaciones de comunicaciones, se situó en Estaca de Bares (Mañón), el punto más septentrional de la península. Su faro está en el extremo más al norte, que vigila la costa y en donde hoy se pueden observar las ruinas y reliquias de una de las más importantes instalaciones militares de origen americano.

La estación se componía de tres tanques de combustible, una nave de alojamiento de tropas, otra de servicios, gimnasio y pista de squash, salón y cocina, amplio espacio para barbacoa, alojamiento para oficiales y laboratorio fotográfico, oficina y cuarto del comandante, una enfermería bien equipada, antena de comunicación, transformadores de potencia, un sofisticado sistema de radio Loran, un generador, almacén para repuestos y garaje.

Cuando la fuerza aérea americana se hizo cargo de la base, al ser traspasada por los marinos, se levantaron en terrenos contiguos tres naves más y la alta antena de comunicaciones existente se derriba y en se sustituye por otras tres de menor tamaño y mayor frecuencia. La base alojaba un moderno sistema de radio detección, denominado Long Range Aid to Navigation, de ondas de largo recorrido por señales emitidas y que usaba el efecto de intervalo entre la recepción de su señal que se transmitía desde varios puntos a la vez para determinar una posición a detectar. Su primer comandante, sería el capitán Robert Palmer.

Desarrollo
Este sistema se desarrolló durante la II Guerra Mundial como una importante ayuda a la navegación aérea aliada y a los convoyes de suministros del Atlántico Norte. En España se albergarían dos estaciones de este tipo, una la de la Estaca de Bares y la otra, en L’Estartit (Cataluña). Ambas son instaladas a petición del Departamento de Defensa de EE.UU.. De todos modos su construcción no fue inmediata, ya que hasta 1960 no se lleva a efecto, quedando operativa la de la Estaca de Bares en 1961, que funciona hasta 1977 bajo el mando de la Guardia Costera de los Estados Unidos. Su último comandante sería John Wcislo. Luego se transfirió a las Fuerzas Aéreas Norteamericanas en 1978. Con este motivo sufrió una completa remodelación y se ampliaron las instalaciones, pasando a ser una dependencia de estrategia militar de rastreo aéreo y marítimo, al seguir los movimientos en Europa y África de todo el tráfico militar, así como controlar las rutas marítimas entre Europa, América y África.

En todo este tiempo las señales de radio servían para mantener conectados varias emisoras móviles como aviones espía cuya misión era activar las defensas nucleares de los americanos desde el aire, en caso de un ataque ruso contra sus bases en territorio europeo y evitar que alcanzasen territorio estadounidense.

Estuvieron 40 años en servicio y en 1991 las instalaciones de Estaca de Bares se desmantelan. Desde entonces permanecen olvidadas por la administración española, estando actualmente en un deplorable estado de abandono. Esta estación tenía otras dos gemelas, que se localizaban en Porspoder (Francia) y que funcionó hasta 1978, y la otra en East Blockhouse-Gales (Reino Unido), la cual estará operativa hasta 1973. La de Bares en sus inicios contará con una gigantesca antena de comunicación para recibir y emitir señales de largo alcance, que se situaba en el primer cruce del camino antes de la entrada en la base, instalándose por último tres nuevas antenas de menor altura, que se situaron en el frente e interior de dicha base americana.

En manos de Defensa
Aquella base pasa a manos del Ministerio de Defensa a finales del mes de febrero de 1991. A comienzos de dicho mes se preveía que se marchasen los primeros soldados para desmantelarla entre fines de aquel mes y mediados de marzo. Este sería el único signo visible de la estancia de los americanos en Galicia. La base se fue degradando sin que ninguna administración hiciese algo para poner en orden el lugar, destinándola a una importante actividad turística de la zona.

En 2007 Medio Ambiente aguardaba que Defensa le cediese sus instalaciones para proceder a su derribo y actuar en aquella parte del litoral. Sin que nada se hiciese desde entonces, la estación seguirá arruinándose hasta que en 2011 el propio farero de Bares, Ignacio Linares, hizo una propuesta de recuperación turística.

Aquellas instalaciones ocupan una hectárea y en sus tiempos de mayor apogeo contarían con una dotación de 18 militares norteamericanos, junto con un grupo de naturales que se dedicaban a trabajar en aquella importante base. Este centro será usado por la OTAN en sus operaciones como miembro de pleno de derecho del pacto atlántico. l

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