En las últimas semanas, los guardias de seguridad de centros comerciales capturaron a dos ladrones: ambos habían robado, o tratado de robar, un ordenador. No se trata de una excepción: muchos de los hurtos que sufren estas grandes superficies tienen como objeto los artículos electrónicos, teléfonos móviles, tablets y ordenadores son los objetos de codicia de estos robos, que en estas fechas llegan a incrementarse en un 50%, según reconocen los propios guardias de seguridad.
Según Iván Blanco, portavoz de la Federación de Trabajadores de Seguridad Privada (FTSP)-USO, las grandes superficies comerciales suelen echar en falta tres o cuatro artículos valiosos después de un día de compras, cifra que se incrementa cuando se trata de jornadas significativas como Black Friday o ahora, la de las compras navideñas. “A veces encuentras el paquete abierto y vacío, pero solo después de que se haya cerrado el local y se haga recuento”, explica Blanco. Es lo que se llaman “mermas” y son más habituales en los artículos electrónicos porque se revisan con más cuidado al ser más valiosos.
Por ejemplo, el último ladrón entregado a la Policía Nacional había tratado de robar un portátil valorado en 1.900 euros. El anterior, ya en noviembre, se había hecho con uno que costaba 1.400 euros, pero fue descubierto y atrapado por los vigilantes cuando regresó al centro comercial para llevarse unos auriculares valorados en 45 euros, Para entonces, los guardias de seguridad ya conocían su cara y le echaban el guante. “En cambio, es más difícil saber si falta una lata de anchoas, por ejemplo –explica el portavoz de los trabajadores del sector– porque hay muchas más, aunque también desaparezcan”.
Pérdidas asumidas
Muchos de estos robos no son denunciados, lo que explica por qué los actos delictivos de la categoría de hurtos han bajado en los primeros nueve meses del año con respecto a 2018, según el Ministerio del Interior, pasando de 2.723 a 2.490. “Las empresas simplemente lo asumen –explica Blanco– y además, están reduciendo cada vez más la seguridad”. Según FTSP-USO, se reduce un 25% la plantilla cada año, prácticamente.
Por otro lado, los ladrones se van adaptando a los nuevos tiempos. Hubo una época en la que el método preferido era forrar de papel de aluminio el bolso, formando lo que se denomina “jaula de Faraday” para burlar los sistemas de seguridad. De hecho, el último ladrón detenido levaba el ordenado en una bolsa-nevera, pero los arcos detectores de las puertas han mejorado, y los más nuevos ya no se dejan burlar por esta treta.
Sin embargo, hoy en día es posible comprar en la web aparatos para retirar las alarmas, como los que manejan los propios dependientes. De esta manera, uno de los principales sistemas de seguridad se vuelve inútil: la tecnología, como siempre, funciona en ambos sentidos. l