Salvador Rueda es psicólogo, experto en medio ambiente urbano y el director de la Agencia de Ecología urbana de Barcelona, que durante este mandato se ha hecho con tres contratos para reformar el sistema de transporte publico y la movilidad en A Coruña por un valor total de 350.000 euros. El último de estos trabajos, que todavía se está redactando, tiene como fin conocer los efectos del transporte público en la movilidad coruñesa.
¿Cree que la posición geográfica de A Coruña condiciona para mal su movilidad?
Hombre, no. La propuesta en la que estamos trabajando permite poder plantear escenarios de futuro para que sea una ciudad supermoderna. Si no, ¿para qué lo hacemos?
Pero se encuentra en una península. Eso es un problema.
Por eso, en todos los casos, se ha intentado reducir la presión que viene por la vía del vehículo privado, como en cualquier otro lugar. Si vas a Vitoria, el centro histórico está libre de coches. No le veo un hándicap porque sea geográficamente una península. Para nada.
Se ha peatonalizado la Ciudad Vieja por fin. ¿Qué le parece?
Es un éxito total de este Ayuntamiento y uno puede notar una atmósfera fantástica fruto de algo en lo que todo el mundo se ha puesto alineado. Ha sido fantástico. La calidad urbana que tenéis ahí está enmascarada por el vehículo privado. De alguna manera se ha mejorado el paisaje urbano y la calidad de vida de los que viven allí. Y los que vienen a visitarla, también.
Costó llegar a un consenso, y solo era un barrio.
Lo hicieron bien. Se han puesto las condiciones para que el consenso se produjera. Todo el mundo ha cedido un poco.
Parece que los técnicos no tienen en cuenta lo difícil que es tratar con las personas a la hora de hacer sus propuestas.
No, no, no, no. Yo soy psicólogo, y todo lo que hacemos está mediatizado por el comportamiento de las personas. Si no, nos equivocaríamos. Como personas tenemos intereses que son contrapuestos en muchas veces.
No solo están las personas, también los políticos, lo que genera polémica.
El “quítate tú que me pongo yo” a nivel político está a la orden del día, igual que la gente que se sienta perjudicada por sus intereses aunque las propuestas buscan el bien común.
Parece que cualquier decisión (el carril bici, retirar los metidos de las paradas de bus, eliminar plazas de aparcamiento) provoca un jaleo. ¿No?
Pero, ¿fueron graves esos jaleos? ¿Cuánto tiempo han durado? ¿La idea es de sentido común o no? Porque lo que sea de sentido común acabará triunfando aunque se pongan hechos unos basiliscos. Se hace con la idea de perjudicar al mínimo posible a la gente. Lo otro es absurdo.
Ya se planteó su plan (durante el bipartito) y no se llevó a cabo. El PP dijo que no se podía hacer.
He dedicado un año y pico en estudiar algo y tengo una profesionalidad de un equipo de gente brutal detrás que se ha enfrentado a problemas más complejos que los que ofrece una ciudad como A Coruña, que es fantástica, pero que no es lo mismo que Barcelona, Quito o Buenos Aires.
¿Se necesitan más aparcamientos disuasorios?
El mejor aparcamiento disuasorio es dejar el coche en el lugar de origen. Y luego, de manera intermedia, puede haber otros que te permitan llegar desde casa a un lugar de enganche, pero lo importante es que la remodelación de la red de transporte público en el área sea una realidad.
Cada día entran y salen de la ciudad 50.000 vehículos. ¿La clave de la movilidad de A Coruña es el área?
Es importantísima. Nosotros hemos diseñado para el Ayuntamiento de A Coruña y del área un rediseño de la red que ha de permitir eliminar el número de viajes que hoy necesariamente se tienen que hace en coche porque si no no son competitivos en tiempo. Nosotros proponemos un rediseño de la red en todos los términos municipales.
Pero en A Coruña, por ejemplo, la gran mayoría de los desplazamientos se hacen a pie.
Sí pero, claro, si tú tienes una ciudad dispersa con muy poca densidad en un territorio extenso necesitas repensar el sistema de transporte porque si no, te vas a tener que mover en coche.
¿Contempla A Coruña y su área como una única ciudad?
Hombre, claro que es una única ciudad, un cornurbado en el que se incluye Sada, Arteixo... ¿Hacia dónde se mueve toda esa gente? ¿Cuánta veces va al centro de A Coruña? Muchas veces van más que al de Sada o Arteixo. Es todo uno que obliga a repensar el servicio de manera integral.
¿Y el tren de cercanías? ¿Cuál es el papel que jugará?
El tren se ha demostrado que es un transporte masivo de alta calidad siempre y cuando se le pongan las condiciones de calidad y acceso necesarias para que lo sea. Lo que no es de recibo es un tren que pase cada mil horas, porque entonces no es transporte público ni es nada.
Pero nunca se ha conseguido poner en marcha en A Coruña.
Se tiene que hacer un uso en consonancia de esa infraestructura que ya está construida, pero se ha de modernizar y apostar por ella. Ni lo duden. Si no, que no se quejen de que entran o salen una cantidad de coches innecesarias.
¿Los viajeros se adaptan a unos cambios tan radicales?
En noviembre se implantaron en Barcelona las últimas cinco líneas para una red que es ortogonal, es muy parecida a la que hemos propuesto para A Coruña. Una señora octogenaria le decía a otra de edad parecida: “Chica, si es muy fácil: las líneas van así (movimiento horizontal) y así (movimiento vertical, trazando una cruz) es supersencillo y te permite ir de un punto a otro si problema”. ¿Por qué?
¿Por qué?
Porque es una red fácilmente leíble, que todo el mundo pueda utilizar, no esa línea de bus, sino toda una red. Ahora tenemos redes que son radiales. Todo va hacia el centro. Y es un lío, un montón de líneas que son redundantes, una especie de plato de espaguetis tirado por el suelo.
Eso suele decirlo Daniel Díaz Grandío, el concejal de Movilidad Sostenible.
Bueno, pero piénsalo en un plano encima de la mesa y míralo y dime si no es un plato de espagueti. Se trata de rediseñarlo para que la eficiencia sea mayor para que el servicio se mejore para que la accesibilidad y la conectividad sea mejor.
Pero sigue habiendo un istmo en A Coruña. Todas las líneas tendrán que pasar por allí.
Si tienes un río con un solo puente tienes que usarlo para pasar de un lado a otro, pero no todas las líneas tendrán que pasar. Habrá redundancias, pero serán las mínimas.
También quiere reducir las líneas a prácticamente la mitad. ¿No es excesivo?
(Se ríe). Pues en Barcelona pasamos de 84 a 28, y en Vitoria de 18 a 7. Y se ha incrementado el número de usuarios un 100%. Y en Barcelona ya teníamos un 9% más de usuarios.
Parece que su parte es la más fácil de todo el proceso.
Es verdad (ríe) pero al que la asiste la razón es al que busca el beneficio de los ciudadanos de la metrópoli. Vamos a aceptar que es fácil, pero al ente político que tenga la responsabilidad de darlo a otros entes o instituciones que tienen competencias (municipios o la Xunta), lo que le compete es como mejorar el acceso a la metrópoli a todo el mundo. Se pelearán o dejarán de pelearse, pero lo que le asiste es un elemento clave que se ha estudiado y planificado y tiene unos resultados simulados fantásticos. Si no se llega a realizar por razones que son muchas veces espúreas pues, bueno, chico, entiéndeme...