Adiós definitivo a La Cabra Mecánica

Adiós definitivo a La Cabra Mecánica
La banda La Cabra Mecánica/EFE/ Raúl Sanchidrián

En 2001, mucho antes de que Rosalía o C. Tangana convirtieran el hilo musical de polígono industrial con base en el folclor español en algo "cool", la canción "La lista de la compra" resucitó bajo esas claves a María Jiménez como artista y llevó a La Cabra Mecánica al techo de una carrera que se cierra ahora definitivamente.


Lo hacen con una gira a la que le quedan pocos conciertos y que arrancó en 2022 al cumplirse un cuarto de siglo de su primer álbum, "Cuando me suenan las tripas" (1997), y más de diez años de su última cita conjunta, una manera de reencontrarse entre ellos y con un público que en las citas en solitario de su líder, Miguel Ángel Hernando, alias Lichis, no dejaba de reclamar temas como el citado a pesar de la divergencia de estilo.


"Me pilla en otro punto profesional, pero es curioso ver lo bien que se lo pasa la gente", celebra el músico en declaraciones a EFE ante ese "ánimo de nostalgia, algo que pasaba mucho en la música anglo, pero aquí no", al que se ha sumado una audiencia joven que identifica en la banda fundada en Madrid en 1995 unas señas compartidas quizás con la música urbana, "aunque sea de refilón".


Los 90 fueron los años en los que Camela triunfaba en gasolineras con su tecnorrumba, pero la gran industria miraba aún hacia otro lado. "Todo lo cercano al folclor español o latino, como la rumba, estaba mal vista a no ser que fuese un mestizaje como el de Manu Chao", recuerda Lichis.


"Ahora parece muy cool reivindicar el polígono, pero antes lo que se llevaba era el indie inglés o el tontipop", afirma al subrayar cómo su grupo, "un rara avis" en aquel tiempo, interpretaba "con acentazo madrileño" y en un estilo entre lo cantado y lo recitado un mensaje más callejero que el del artista parisino.


Algo cambió con el cambio de siglo. En 1999, por ejemplo, Estopa publicó de la mano de Sony Music su debut homónimo y despachó más de un millón de copias. Solo dos años después, La Cabra lanzó "Vestidos de domingo", el que hasta hoy es su álbum de mayor éxito, en gran parte por un tema que combinaba rumba, deje flamenco y feminismo.


"'La lista de la compra' siempre ha tenido un significado especial e incluso ha sido más reivindicada en el tiempo que estuvimos separados", siente Lichis sobre un corte que compuso bajo la influencia de Kiko Veneno y de Martirio, hasta que pensó "llevarlo a otro lado" junto a María Jiménez, en ese momento más un personaje televisivo que musical.


Hubo "cierta desconfianza" en su entorno ante la idea: "¿¿Con María Jiménez??, me preguntaban, pero yo sabía que la gente lo iba a entender muy bien", rememora sobre lo que considera un tema hecho a medida para ella, "desde luego no una de esas colaboraciones al uso de hoy en día, prácticamente acciones de márketing", añade.


"Era una figura tan potente, tan epicéntrica... Nos benefició a ambas partes, porque nosotros pasamos de ser más underground a llegar al gran público y a ella a reinventar su personaje o hacerlo más poderoso, porque fue muy libre, muy procaz, y, aunque podría haber salido escaldada, lo manejó con maestría", destaca.


No duda en señalar aquello como el techo de La Cabra Mecánica. "Nunca había tenido esta sensación de que todo fuera tan rodado, de que lo que me salía del alma tuviese tal poder de conexión, y fue algo que disfrutamos mucho", indica sobre una colaboración que estuvo a punto de repetirse, porque Jiménez le pidió que compusiera las canciones de su siguiente disco... hasta que se decidió que mejor versionaría clásicos de Joaquín Sabina.


Aquello fue en su opinión "una jugada muy inteligente". "En la presentación de aquel álbum fue la última vez que nos vimos. La abracé y le dije: 'Ole, María'. Y supe que ahí terminaba ese viaje", recuerda, antes de asegurar que no se tomó "a mal" la decisión de la sevillana, pero que en aquella época de apogeo comenzó a brotar su "decepción con toda la industria musical en general".


"La industria es la industria y no puedes enfadarte, como no lo harías con un tiburón que te arranca un brazo si te tiras a nadar entre ellos. Aprendí que lo mejor es tomarse en serio tu propio arte y quién eres, porque este mundo, igual que te encumbra, te baja con la misma crueldad y rapidez. Y no meto a María en ese mundo. Jugó sus cartas y me sigo alegrando por ella", afirma.


La Cabra Mecánica aún lanzó una grabación en directo en 2003 y dos discos más, "Hotel Lichis" (2005) y "Carne de canción" (2009), momento en el que se anunció su disolución y su líder inició una carrera en solitario más vinculada a la música americana y al pop inglés.


"Una de las condenas de La Cabra es que ocupa un lugar muy concreto del canalleo y la rumba, aunque llevamos por bandera ser muy eclécticos. Cuando el personaje se come a la persona es el momento de dejarlo. Eso ocurrió y marcó mi vida para bien y para mal: para mi proyecto propio ha sido más difícil que le entrara a quien era fan del grupo y, a quien no le gustaba, ya sentía rechazo a escucharme", lamenta.


Para él ha sido "una larga travesía por el desierto" lejos de La Cabra, con mucho trabajo e incluso un susto médico que lo llevó a ser hospitalizado en 2022 por un problema cardíaco. "Aún no se sabe lo que tengo, probablemente acumulación de estrés; me colocaron un aparato y aquí voy como un 'pseudocíborg'", bromea.


"En ese sentido, esta gira ha venido a salvarme, porque me di este año para fortalecerme con menos intensidad de trabajo", cuenta Lichis, antes de declararse "orgulloso" de lo hecho en solitario y de nuevo "enamorado" de su profesión. 

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