La lotería de los premios ha empezado a sonar en la presente edición del festival onubense. En el ecuador del certamen se ha dado a conocer la concesión de galardones de las diferentes secciones competitivas de los filmes de corto metraje.
En la Sección Oficial, el Colón de Plata al Mejor Cortometraje Internacional Iberoamericano, apartado donde participaron seis títulos, fue para ‘Garu y Ponki’ (Colombia, 2024), de Cristian Jalier, mientras que “Tristes tigres” (España, 2024), de Adán Pichardo, recibió el Colón de Plata al Mejor Cortometraje Nacional, espacio donde competieron otros once títulos españoles de procedencia diversa.
Los tres miembros del Jurado Joven argumentaron su veredicto afirmando sobre “Garu y Ponki” la pertinencia de “su forma coherente, sencilla y visual de tratar un tema como las consecuencias de no tener buenos actos con los demás” así como la capacidad para “construir personajes que desafían una realidad que para ellos no existe y que les devuelve una lección clara y compartida: la de entender que ser bueno es siempre mejor que no serlo”.
De “Tristes tigres” el Jurado Joven resaltó que “aborda magistralmente y con buena factura técnica y artística temas tan necesarios de tratar y reflexionar como el bulling, las discapacidades psicológicas y problemas como la dislexia”, poniendo de relieve que lo hace “a través de un relato donde destaca la importancia del ambiente cotidiano en el que relacionamos diariamente”.
En la sección Talento Andaluz, donde participaron seis títulos, el Mejor Cortometraje de Dirección Andaluza recayó en “Apuntes para Silvia”, codirigido por Paco Ortiz, Ángeles Martínez y Antonio Gómez. Instaurado en la pasada edición, este galardón supone una apuesta firme del certamen por fomentar el talento andaluz y los trabajos audiovisuales producidos por gentes de esta comunidad. Respecto al título premiado, el Jurado Joven reparó en la capacidad para “transmitir un mensaje tan poderoso, de hacer una invitación a perseguir los objetivos personales pese a las dificultades y de destacar la importancia de tener cerca a personas que no se rindan”.
La subjetividad y lo inapelable
Más allá de su resultado, el veredicto de un jurado es inapelable. Lo cual, no quita para que pueda ser discutible y discutido. Por lo que se refiere a la concesión del Premio al Mejor Cortometraje Internacional, en competencia con otros seis títulos producidos en España, México, Chile, Argentina, Brasil y Uruguay, cabe señalar que también quedaron al márgen del palmarés películas españolas tan señalables como “La gran obra”, de Álex Lora, ‘Lola, Lolita, Lolaza”, de Mabel Lozano, “Siete formas de decir adiós”, de Jorge Naranjo, “Betiki gaua”, de Eneko Sagarday, “Génesis”, de Ceres Machado, “Tenetis”, de Sergio Checa y Hermanas Beyron, o “Lo intimo”, de Susana Sotelo y Sara Horta.
Así mismo, si se trataba de que entre las cintas premiadas figurase alguna realizada con técnica de animación, los tres jueces también podrían haber reparado en la mencionada “Lola, Lolita, Lolaza”, animación gráfica de singular originalidad, en la que se aborda una no menos original propuesta sobre el cáncer de mama. Un relato adulto, binehumorado y desdramatizador, no solo vedado sinó necesario para públicos más jóvenes, donde el espacio sonoro -extraordinaria voz narrativa, en su contenido y aspecto formal- establece una perfecta consonancia con las imágenes. Mientras la cinta colombiana premiada, con técnica de stop-motion un tanto tosca, si bien muy logrados fondos, hace gala de un viejuno y trasnochado discurso buenista, para dirigirse a un público infantil o, por mejor decir, infantilizado. Consideraciones éstas, conviene decirlo, que no dejan de responder a la misma subjetividad que la del Jurado Joven, integrado por Óscar Macías, Soledad Perea y Manu Márquez, en el que recayó la responsabilidad de emitir el veredicto.