Los jóvenes dibujantes e ilustradores que se acercaron a Cómic Barcelona para promocionar sus trabajos entre las editoriales tienen claro que quieren llegar a ser autores y que no se rendirán ante la tormenta en el sector por el robo sistemático que la inteligencia artificial (IA) generativa hace de las imágenes de los profesionales.
La denuncia del estudio de animación japonés Ghibli (‘El viaje de Chihiro’ o ‘Mi vecino Totoro’) por el uso que ChatGPT está haciendo de su característico estilo para crear imágenes IA ha sido la última voz de alerta por el daño, económico y reputacional, que la inteligencia artificial está provocando al nutrirse de obras que cuentan con derechos de propiedad ajenos.
Entre los jóvenes que estos días hicieron cola en Cómic Barcelona –principal evento del sector y que se clausuró en la jornada de ayer– para reunirse con buscadores de talento en unas citas organizadas por el salón, la sensación generalizada era de rabia y desconcierto.
“Es una situación muy peliaguda, porque hasta que no haya legislación que controle todo esto se puede hacer poco. Sobre todo nos sentimos muy desprotegidos en un sector en el que conseguir dinero ya es de por sí difícil. Todo esto genera mucha paranoia”, comentó la dibujante Coralí Espuña.
Esta barcelonesa, de 30 años, que tiene ya un libro publicado, ‘Mar i Cel’ (Yermo), y que se reunió con algunas editoriales nacionales e internacionales como DC o IDW para presentar sus porfolios de portadas y páginas, cree que la IA es especialmente dañina para artistas que empiezan, “que pueden quedar en el camino. Yo quiero trabajar”, persiste.
“La gente que no está en el sector puede pensar que crear imágenes al estilo Ghibli es algo gracioso, sin importancia. Es necesario concienciar que detrás de ello hay un robo, que quizás a un creador consolidado como Miyazaki, pueda no afectarle tanto, pero a artistas pequeños, que estamos empezando y buscando trabajo, nos viene francamente mal”, se lamentó el murciano Miguel Herráiz.
Herráiz, joven dibujante que se mueve en los cánones del cómic europeo y confía en que sus trabajos convenzan a los editores con los que se reunió, espera que ya que la inteligencia artificial “ha venido para quedarse, al menos exista una regulación”.
La granadina Sandra Valdivieso, con cuatro entrevistas concertadas para mostrar sus proyectos de cómics y de libros ilustrados, con un estilo que se mueve entre el cartoon y el anime, aseguró valiente que a ella no le preocupa, porque aspira “a vivir de esto, ya sea ilustrando libros, haciendo cómics” o publicando sus propias historias.
“Estamos desde hace tiempo con ese runrún en la cabeza con la IA. Yo, con mi estilo concreto, no tengo mucho miedo, pero entiendo que mucha gente esté asustada porque los estilos más populares o en los que más gente se inspiran, estén muy pillados. ¡Pero a ver qué hacemos!”, añadió esperanzada.
Llegada de Madrid “para hacer contactos”, la algo más veterana dibujante Belén Culebras, de 32 años, comentó tras reunirse con una editora de DC que, a pesar de la inestabilidad imperante en el sector, le gustaría vivir de ello –de momento da clases de dibujo manga– por lo que espera que en el mercado de Estados Unidos, donde “hay muchas oportunidades”, se le abra alguna puerta.
La sensación de los jóvenes en Cómic Barcelona este pasado fin de semana ha sido de rabia y desconcierto
Culebras es autora de alguna de las ilustraciones de la exposición ‘Stop IA Generativa’ que estos días se pudo ver en Cómic Barcelona para denunciar la situación.
“Realmente es un robo y no solo nos quita trabajo físicamente, sino que hay gente que no contrata a artistas y se han pasado a la IA generativa. A mí no me echa para atrás. Pienso que en algún momento, de hecho, se llegará a valorar aún más el arte de la gente hecho a mano, el arte tradicional hecho desde cero, sobre un papel”, señaló Culebras esperanzada.