La concentración es un factor determinante en el deporte y el fútbol no es una excepción. Durante los 90 minutos e incluso ahora más, con el tiempo añadido que se ha visto incrementado, es fundamental no perder el foco. Hay quienes opinan que los primeros minutos también son esenciales, entrar bien en los partidos. Eso es precisamente de lo que está adolenciendo el Deportivo en este inicio liguero.
Para muestra un dato: el cuadro blanquiazul ha encajado tres los 8 goles que lleva en contra en los primeros quince minutos de las contiendas. Una rémora que arrastra ya el equipo en los partidos y que le hace tener que nadar a contracorriente. En la jornada cinco llegó el primer golpe, cuando aún no se había cumplido el minuto uno del choque.
Fue en el partido ante el Celta B en Balaídos. Muchos espectadores aún no habían ocupado sus localidades cuando los olívicos ya iban por delante en el marcador. El Depor, que era el que sacaba desde la medular, perdía el balón. Lautaro, en una gran jugada persona y tras un eslalon entre varios, remataba a bocajarro ante Mackay.
El portero repelía en dos ocasiones sendos disparos, pero en el segundo rechace Losada remataba de cabeza un balón muerto el área y establecía el 1-0. Un duelo que los coruñeses, por medio de Villares, terminarían empatando. La siguiente jornada llevaba la primera derrota de los blanquiazules, de nuevo con un gol tempranero.
Gabri marcaba para el San Fernando en el ocho, tras una rápida transición ofensiva, motivada por un mal despeje. Gabri galopaba por la banda,le ganaba la partida a Jaime Sánchez y batía a Mackay. Los coruñeses, a pesar de jugar con uno más durante casi media hora, eran incapaces de conseguir darle la vuelta al marcador. Tampoco lo lograrían el pasado fin de semana, en el primer duelo de Óscar Cano a domicilio ante el Real Madrid Castilla.
De nuevo el minuto ocho era ‘gafe’ para los herculinos. Álvaro Martín, tras irse por velocidad de Raúl Carnero y dejar atrás también a Pablo Martínez, lanzaba un obús, imposible para el meta coruñés.
Tampoco ante el filial blanco serían capaces los herculinos de conseguir, al menos igualar la contienda. Al margen de la falta de puntería también penalizó el hecho de que los jugaron media hora con uno menos, por la expulsión de Adrián Lapeña. Después de este último vaparalo, de nuevo cuando no se habían cumplido los primeros quince minutos, el Depor debe aumentar su concentración para no sufrir otro cuarto de hora fatídico.