El teletrabajo ocasional está ganando terrero al habitual dos años después de que se regulara por ley, aunque aún supone más del doble del que había antes de la pandemia y podría volver a repuntar como consecuencia de la crisis energética.
El teletrabajo habitual (más de la mitad de los días trabajados) tocó techo al inicio de la pandemia, con el 15,3 % de los asalariados trabajando desde su domicilio particular en el segundo trimestre de 2020, frente al 2,5 % que lo hacía de media en 2019.
El auge inicial del trabajo a distancia propició su regulación a través de una norma que se aprobó como decreto ley el 22 de septiembre de 2020 para garantizar la igualdad de trato entre trabajadores a distancia y presenciales, y establecer la voluntariedad y la reversibilidad para ambas partes (empleador y empleado).
Dos años después el teletrabajo habitual ha ido disminuyendo progresivamente, salvo por una subida puntual en el primer trimestre de 2021 coincidiendo con una nueva oleada de covid y el temporal de nieve "Filomena" en el centro peninsular, mientras que el teletrabajo ocasional ha ido ganando peso.
La ley no aplica si el trabajo a distancia es inferior al 30 % de la jornada semanal, lo que equivale a un día y medio, ya que en caso contrario la empresa está obligada a firmar un acuerdo individual por escrito con el empleado, al que tiene que proporcionar los medios necesarios para teletrabajar, además de compensarle los gastos en los que pudieran incurrir.
Los últimos datos a cierre del segundo trimestre de 2022 muestran la casi equiparación entre quienes teletrabajan más de la mitad de los días (926.400 asalariados que suponen el 5,4 % del total) y quienes lo hacen ocasionalmente (818.500 empleados, el 4,7 %).
En total un 10,1 % de los asalariados sigue teletrabajando en mayor o menor medida, cuando antes de la pandemia solo lo hacía un 4,2 %, lo que hace pensar que no se volverá a la situación en la que trabajar a distancia era anecdótico, pero sí que seguirá siendo minoritario.
La escalada de los precios de la energía derivada de la guerra en Ucrania podría propiciar un nuevo repunte del teletrabajo en la segunda mitad del año, una vez que en el ámbito de la Administración General del Estado (AGE) ya se ha promovido la vuelta a tres días semanales de teletrabajo en lugar de dos para fomentar el ahorro de energía.
No obstante, la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo (Eurofund) se plantea en un informe reciente si el teletrabajo es en realidad una opción "verde", ya que aumenta el consumo de energía en los hogares y la reducción de los traslados podría hacer que los trabajadores estuvieran más dispuestos a aceptar una mayor distancia los días que van a la oficina.
Entre las grandes empresas cotizadas de España prácticamente ninguna ofrece opciones generalizadas de teletrabajo que exceden de dos días a la semana, siendo lo más habitual haber llamado a la recuperar la plena presencialidad, aunque incluyendo opciones de flexibilidad puntual.
Inditex, a día de hoy la mayor empresa española cotizada, no ha querido facilitar datos concretos sobre teletrabajo, aunque dada la naturaleza de su negocio (comercio textil) es comprensible que el grueso de la plantilla haya retomado la plena presencialidad ahora que ya no hay restricciones de movilidad ni a la movilidad y la concentración de personas para combatir la pandemia.
La segunda mayor empresa cotizada, Iberdrola, mantiene dos modalidades de trabajo en remoto: la de dos días por semana y la ocasional, para situaciones puntuales y sin exceder el 30 % de la jornada trimestral.
En la misma línea Telefónica apuesta por un modelo de dos días teletrabajo y tres presencial, aunque dependiendo también del área de actividad.
Las diferencias por comunidades autónomas son notables, ya que en Madrid el teletrabajo habitual alcanza al 11,3 % de los asalariados de la región, mientras que en Navarra apenas llega al 1,8 %.
Solo Madrid y Cataluña superan la media nacional del 5,4 % de asalariados con teletrabajo habitual, una tasa que en el caso de Cataluña llega al 6 %.
Lo mismo ocurre con el teletrabajo ocasional, que en Madrid llega al 8,5 % de los asalariados; en Cataluña, al 5,7 %, y en Galicia, al 5,6 %, las únicas tres autonomías por encima de la media del 4,7 %.