En apenas unos minutos de charla, José Manuel García-Margallo (Madrid, 1944) es capaz de repasar los dos últimos siglos de la historia de España de manera simple y didáctica, haciendo gala de lo que se denomina una mente preclara. El que fuera ministro de Asuntos Exteriores durante el mandato de Mariano Rajoy y actual eurodiputado por el PP estuvo este viernes en la facultad de Economía y Empresa de la UDC, en donde impartió una conferencia en la que los asistentes pudieron tomar nota de su vasta experiencia. Y su conclusión es clara: “Las situaciones de crisis en las que ha habido un consenso entre las fuerzas políticas centrales se han solucionado, y no ha sucedido lo mismo cuando no existía ese acuerdo”.
“Ahora estamos en una etapa muy complicada de fragmentación política, de polarización y radicalización. Es un momento de ingobernabilidad en el que no se da respuesta a los problemas de España”, explica el eurodiputado. “España tiene un problema existencial, porque no ha solucionado aún el asunto territorial y el gran peso que tienen los partidos separatistas; y tiene una crisis institucional, porque el bloque que forma la izquierda con Sánchez quiere una España plurinacional y con una economía intervenida. Eso no cabe en la Constitución, pero tampoco tienen fuerza para cambiarla. Esto genera una erosión del estado de Derecho, con uso abusivo del Decreto-Ley, en lo que es una perversión del procedimiento legislativo”, añade.
García-Margallo defiende la debilidad del Ejecutivo con ejemplos. “Las reformas estrella del Gobierno siempre salen o por casualidad o contra natura. La reforma laboral salió adelante por el error en la votación de un diputado; en la ley del solo sí es sí han hecho un disparate jurídico y ni los socios de Gobierno están de acuerdo; y en la reforma de las pensiones ya legislan diciendo que en tres años se volverá a valorar”, afirma. “El obstáculo tradicional se llama Pedro Sánchez. Si desapareciese, es probable una reconversión del PSOE para dejar de ser un partido radical a la italiana para volver a ser socialdemócrata y, si el PP no deja el centro, el entendimiento es posible”, asegura.
Aún así, el exministro pone la actual situación en contexto y rebaja su gravedad: “Esta situación es infinitamente mejor que la que vivimos los constituyentes. Ahora hay instituciones. En el 75, tras la muerte de Franco, no había nada, y lo conseguimos. Ninguno de los dos bloques puede resolver los problemas solo, por lo que hay que recuperar un espíritu de pacto nacional. Cuando los españoles hemos querido resolver un tema, lo resolvimos. Todos sabemos lo que hay que hacer. Lo que no sabemos es lo que hay que hacer para que nos voten después de hacer lo que hay que hacer. Es un sacrificio compartido”, finaliza.