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Castelo Studio: residencias, talleres y mucho arte en Culleredo

Castelo Studio: residencias, talleres y mucho arte en Culleredo
Iria do Castelo en Castelo Studio. I Jose Troitinho

Detrás de Castelo Studio -ubicado en Castelo, en Culleredo- se encuentra Iria do Castelo, artista visual y plástica de A Coruña. El proyecto nace y crece en paralelo a su trayectoria personal y profesional como artista independiente. En su estudio comparte ideas en torno al arte, al diseño y a la sostenibilidad en un entorno rural. 

 

“Castelo Studio nació de una manera muy orgánica y muy natural. Como artista independiente, antes de la pandemia, viajaba mucho y realizaba residencias en otros países. Estuve en Australia, en India y en Berlín, entre otros. Entonces yo conocí a otros artistas gracias a esta trayectoria, a los que yo invité a pasar por mi estudio. Castelo Studio es mi estudio privado y mi casa, es donde yo vivo y trabajo”, afirma Iria do Castelo. 

 

 

Al principio visitaban Castelo Studio aquellas personas que Iria conocía e incluso, amigos que ella hacía en sus viajes, artistas que venían a desarrollar proyectos a su estudio, buscando la paz del campo, alejados del lío y del bullicio de las grandes ciudades. “Eran artistas con mucho talento que venían de lugares remotos. A mi me parecía muy especial que impartiesen talleres o hiciesen presentaciones de sus proyectos en esta pequeña aldea que es Castelo. Me pareció muy interesante el contraste de traer a alguien de Nueva York, de Melbourne, de Berlín e incluso, de Japón a ofrecer su conocimiento, su práctica y su experiencia en esta pequeña aldea. Al comunicarlo en redes se fue sumando mucha más gente a la iniciativa. Yo recibía propuestas de otros artistas y otros diseñadores para impartir talleres aquí. Otras veces era yo quien encontraba a alguien a través de las redes, me gustaba su trabajo y lo invitaba a venir”, añade la artista.  

 

En Castelo Studio se han organizado talleres de todo tipo: “cuando mis proyectos me lo permiten, organizo talleres, encuentros y sesiones. Los talleres principalmente son de arte, pero hemos tenido talleres de serigrafía, fotografía, vídeo, tatuajes, elaboración de cerveza artesana, construcción de cabañas, permacultura e incluso, de huerto ecológico. Poco a poco hemos ido creando una comunidad”, destaca. 

 

 

Castelo Studio también aloja artistas en residencia: “Ahora mismo hay una artista de EEUU, se llama Brett Patterson. Llegó hace unos días y se queda todo el mes de abril. Es músico, viene a hacer un retiro para trabajar en su nuevo disco”. 

 

Ante el ataque de Rusia a Ucrania, Iria reflexionó de qué forma podía colaborar con el pueblo ucraniano: “El año pasado dimos una beca para alojar durante tres meses a Lera Tarasenko. Lanzamos la beca como ayuda humanitaria para alojar a una artista de Ucrania que tuviese que huir de su país debido al conflicto. Lera hizo una residencia de pintura de tres meses y trabajó un montón. Sacó una nueva colección de obra, en la que reflejaba su situación vital. Se presentó en julio en un evento público en la casa donde mostramos una pequeña exposición de su trabajo: tanto pinturas como vídeos y apuntes de acuarelas que ella había hecho durante el bombardeo".

 

"Fue bonito porque lo conseguimos gracias al apoyo de la comunidad. Castelo Studio es un proyecto -hasta el momento- autogestionable y autofinanciado, que funciona gracias a la comunidad física y virtual, que lo hace posible. Para la beca de Lera saqué una edición limitada de una de mis ilustraciones, firmada y numerada, para recaudar fondos, y la gente respondió muy bien. Se vendieron todas las obras y recibí donativos para llevar a cabo esta convocatoria. Lo lancé a través de mi instagram, fue como una llamada de ayuda. Yo contaba con el espacio y el tiempo y quería hacerlo y además, podía cubrir los gastos de estancia y manutención. Pero con los donativos de la comunidad conseguimos darle un estipendio mensual a Lera y así, tenía un dinero para sus gastos y para materiales. Parecía muy difícil, pero realizó bastante obra en su estancia. No era una condición que yo lo pusiera, porque a pesar de que era una residencia artística, en este caso era tan especial y las circunstancias eran tan delicadas que le dije que entendía que había otras cosas más importantes de las que se tenía que ocupar. Pero no, a ella le servía como vía de escape. Se pasó muchas noches en el estudio dibujando lo que estaba viviendo”, destaca. 

 

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