Hoy os voy a explicar cómo conocí a Rociíto. A raíz de un documental que ha hecho mi amiga Anaís Peces, todo el mundo está hablando de Rocío Carrasco Mohedano. Y yo la conozco desde que nació. Eran carne de revista, tanto ella como su madre y su padre. Una folclórica y un boxeador llamaban muchísimo la atención como pareja, y eran adorados por toda la jet set.
Una noche de verano, Rocío Jurado daba su recital de cada año en uno de los hoteles más lujosos de Marbella. En medio de la piscina le habían montado un escenario majestuoso para que se luciera. Su voz se oía a kilómetros. Alrededor de la piscina estaban las mesas, con gente que había pagado un dineral para ver el recital y salir en la prensa del corazón.
A los tres cuartos de hora del recital, yo tuve que levantarme para dictar mi crónica por teléfono a la revista Tiempo. Y al atravesar el jardín, en una parte muy oscura, vi un bulto que se movía. Me asusté un poco y me acerqué. Y al llegar a su lado vi que era una niña. Estaba jugando y hablaba sola. Me quedé muy impactada y le pregunté: ¿Tú quién eres y por qué estás aquí sola? Y me contestó: “Yo soy la hija de la señora que está cantando, y estoy esperando a que mi madre termine el concierto”.
Aquello me impactó. Estaba en un sitio solitario, peligroso… y tenía apenas cinco añitos. Me preocupó mucho y mis colegas de la prensa me explicaron que esta niña se había criado bastante sola. Su madre siempre estaba de gira, y su padre también viajaba mucho. Ahora que sabemos cosas de su vida, yo recuerdo la mirada de aquella niña que jugaba sola, que es la misma que ahora tiene una mujer madura que está contando unos episodios terribles de su vida.
En mi canal de Youtube lo cuento todo en detalle: