La escasez real en las reservas de agua aún no ha hecho acto de presencia en Galicia, pero sí la situación de sequía prolongada en algunas áreas del norte de la comunidad, en las que se activaron medidas de ahorro y restricción en los usos del agua para evitar avanzar a otros escenarios.

“Es un toque de atención”, apuntó el gerente de Augas de Galicia, Gonzalo Mosqueira, que, aunque advirtió de que la comunidad “no está en una situación de riesgo efectivo” de desabastecimiento, es necesario “poner los ojos en la gestión del agua” y que “no haya improvisación”.

Que la Oficina Técnica da Seca decrete la situación de sequía prolongada no implica necesariamente bajas reservas de agua, si no que informa de una situación de sequía superior a la habitual en estas fechas, por bajas precipitaciones, con lo que el caudal de los ríos circula también más bajo, explicó Mosqueira. En otros casos, como zonas de elevado turismo, la prealerta sí apunta a una bajada de las reservas para consumo, teniendo en cuenta la presión que sufren por el incremento de población durante el verano. Desde Augas de Galicia se anima a “estar vigilantes”. “El nivel de los ríos está bajando y las demandas en esta época son elevadas”, señaló Mosqueira.

La activación de estas medidas, sin embargo, no supone un hecho excepcional. El volumen de agua en los embalses gallegos está al 80%, mientras que en 2022 era del 79%. “No estamos en una situación peor”, explicó el gerente de Augas de Galicia.

En cuanto a las lluvias, se activó la sequía prolongada en el norte de la comunidad porque éstas fueron inferiores a lo habitual. Sin embargo, esto no afecta a toda Galicia. “Tenemos la suerte de que los frentes que entran desde el Atlántico lo hacen por Galicia”, explicó Mosqueira, lo que mantiene en cierta medida las precipitaciones.