El jefe de maquinistas que avisó del riesgo en la curva denuncia que se le cerraron “todas las puertas”

El jefe de maquinistas que avisó del riesgo en la curva denuncia que se le cerraron “todas las puertas”

El jefe de maquinistas José Ramón Iglesias Mazaira, que avisó del riesgo en la línea en que se produjo el accidente del Alvia en el que murieron 80 personas y 145 resultaron heridas, ha subrayado que “no había visto nunca” un salto “muy importante de velocidad”, de 200 a 80 kilómetros por hora, en un punto “donde se podía dividir la atención” del maquinista


Esta división de la atención, según ha argumentado, se debía a que en ese punto en el que había que reducir de 200 a 80 kilómetros por hora, el maquinista también debía ir pendiente de la transición del sistema de seguridad ‘Ertms al ‘Asfa’ y además “coincidía” con la proximidad de una “zona neutra”, a las puertas de la estación de Santiago.


Mazaira ha afirmado en su declaración en la sexta jornada del juicio por el siniestro, que se ha prolongado durante casi cuatro horas, que vio “ese escalón muy importante de velocidad” en una línea en que “las señales no le obligan (al maquinista) a ningún tipo de restricción”. Lo advirtió en apenas un mes, por eso dio el aviso a sus superiores. “Me parecía importante recordarle (al maquinista) en la vía ese cambio de velocidad”, ha destacado.


En concreto, se percató de esta circunstancia a partir de que los trenes comenzaron a circular por la vía 1, “a finales de noviembre” de 2011, puesto que en ella la señal avanzada estaba siempre en libre. Su informe lo envió el 26 de diciembre.


"Si llegó" y "se estaba tratando"


Iglesias Mazaira ha apuntado a una conversación con el responsable de la gerencia de seguridad en la circulación de Renfe, Ángel Lluch, que “demuestra” que el informe con el que avisó del riesgo antes de la curva de A Grandeira “se estaba siguiendo”. “Sí llegó” y “se estaba tratando”, ha afirmado.


A preguntas de las partes, este jefe de maquinistas ha indicado que “por parte de la gerencia de seguridad se me pidió información para poner un comunicado informativo para que adecuaran esa curva de transición de equipos”, que era el primero de tres avisos que contenía su informe.


“Aporté el documento entero y comenté que me gustaría que incluyeran para que los maquinistas fueran conscientes de ese escalón de velocidad tan importante”, ha subrayado. Dicha transición de velocidad, de 200 a 80 kilómetros por hora a las puertas de la estación de Santiago y en un punto en el que se pasaba de ‘Ertms a ‘Asfa’, constituía el tercero de sus avisos, según ha explicado.


“Amparado normativamente”


La “respuesta” que le dieron es “que eso no se iba a trasladar porque estaba amparado normativamente”, ha destacado. Por ello, ha llamado la atención sobre que, según lo que le respondieron, “se tenía que hacer un cambio normativo, como se hizo más tarde”, que implicara la colocación de señales laterales para avisar al maquinista de que debía reducir la velocidad.


“La respuesta de amparado normativamente me cerró todas las puertas. No podía hacer nada más”, ha lamentado, interrogado sobre si después de elaborar el informe continuó con esta reivindicación.
A cuestiones de la propia jueza –matizando el interrogatorio de la abogada de la plataforma de víctimas– sobre si cree que era posible haber hecho ese cambio normativo que conllevase la instalación de señales antes del siniestro, Iglesias Mazaira ha respondido que sí.


Los vecinos recuerdan que el maquinista señaló el riesgo


Uno de los vecinos que auxiliaron al maquinista Francisco Garzón después del accidente del tren Alvia, el 24 de julio de 2013, ha recordado que admitió “culpa” pero que ya entonces señaló que “eso ya lo tenían denunciado, que no se podía circular por esa vía a esa velocidad”.


En una breve declaración como testigos que ha durado unos diez minutos, los dos vecinos que ayudaron en un primer momento al maquinista han sido los primeros en comparecer en esta sexta jornada del juicio por el siniestro, en el que murieron 80 personas y 145 resultaron heridas.


El primero de ellos, vecino de Angrois, ha hecho memoria ante las preguntas del fiscal para indicar que lo primero que le preguntó a Garzón es si había habido “alguna explosión”, puesto que él pensaba que se trataba de “un atentado”.


“Y dijo que no, que nada de eso, que fuera culpa de él (...) Dijo que eso ya lo tenían denunciado, que no se podía circular por esa vía a esa velocidad”, ha destacado.


En este sentido, ha añadido que el maquinista también se lamentaba por no ser él uno de los fallecidos y ha añadido que cree que sí se refirió al responsable de seguridad, pero no recuerda si mencionó que iba hablando por el teléfono.


El segundo de los vecinos, que ha recordado que se trataba de un día en el que había empezado a lloviznar, ha apuntado que solo escuchó decir a Francisco Garzón que se quería morir y “nada más”.
Por su parte, ha indicado que “nunca antes” se había producido “un susto” en esa zona, pese a que unos trenes “pasan un poco más rápido” y otros “más despacio”.

El jefe de maquinistas que avisó del riesgo en la curva denuncia que se le cerraron “todas las puertas”

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