Desde el pasado jueves, día 21 de marzo, el número 16 de la calle Olmos cuenta con un nuevo punto de encuentro gastronómico. Hablamos de Balsámico. Con el objetivo de revivir el ambiente de chateo de barra perdido tras el Covid-19, este local ofrece una experiencia única donde disfrutar de una caña o un vino sin la necesidad de sentarse a cenar.
Con un concepto que fusiona lo tradicional con lo contemporáneo, Balsámico se presenta como una taberna moderna, adaptada a los tiempos actuales. Detrás de este proyecto se encuentran Adrián Paredes y su padre John. “Mi padre es mi referente, lleva toda la vida en el mundo de la hostelería. Fue el propietario de Agarimo -en Federico Tapia-, tuvo Recreo -en la Plaza de Vigo-, y juntos tenemos Bogart, en Matogrande”, destaca Adrián Paredes.
Inspirados por la pasión y experiencia de toda una vida en el sector, han creado un ambiente acogedor donde la fusión de sabores mediterráneos con toques asiáticos y latinos es la estrella de la carta.
Entre los platos destacados se encuentran las alcachofas con espuma de reducción de erizos y tartar de langostinos, el usuzukuri de dorada con soja cítrica y tartufo, así como la burrata italiana con espuma de pesto rojo y frutos secos garrapiñados. Además, no faltan opciones para los amantes de la carne y el pescado, con propuestas como la croca de ternera con salsa de su propio jugo y patatas deluxe, o el solomillo de cerdo ibérico sobre risotto meloso de setas. No nos podemos olvidar de los arroces y pastas frescas que ofrecen: arroz meloso de carrilleras, arroz negro de calamar, tagliatelle con salsa de foie y trufa, o bucatini con salsa de centolla, tratar de tomate y albahaca.
Para aquellos que deseen terminar con un toque dulce, Balsámico ofrece una selección deliciosa de postres: torrija casera con base de praliné de avellana y helado de vainilla, la tarta cremosa de queso y chocolate, tarta tres leches o membrillo con espuma de queso.