Hoy en día, las heladerías son mucho más que un simple negocio de compraventa de helados. Para los clientes es una experiencia única, que empieza cuando entran por la puerta y saludan a la persona encargada de atenderles. El mismo trato en el local es lo que marcará la diferencia: ¿son profesionales y amables? ¿Son cercanos o distantes? ¿Son eficientes o tardan demasiado?
Después está la cata del producto. En el creciente negocio de los helados, es muy importante que se marque una diferencia de alguna forma, bien sea con los sabores, la forma de servir su producto o las diferentes opciones de repostería. Al final, todo este conjunto es lo que logrará que el cliente se convierta en habitual o busque otras heladerías más de su estilo.
El pasado 27 de marzo abrió el primer Rafa Gelato en La Marina de A Coruña, en pleno corazón de la ciudad, en la icónica “calle de los helados”. Es un nuevo local que se suma la heladería que ya tiene presencia y renombre en todo Oleiros. Actualmente se encuentran en Santa Cruz, Mera y la urbanización Dos Regos, que es donde tienen su Obradoiro. Para celebrar la nueva apertura en A Coruña, hemos ido a hablar con Javier Rafael y Martín Leonardo, sus dos socios y fundadores, para que nos hablen de su familia de Rafa Gelato.
Empezasteis vuestra andadura aquí en Oleiros, en la urbanización Dos Regos, ¿cuál es vuestra historia? ¿Cómo nace Rafa Gelato?
Martín: Nosotros nos conocimos hace aproximadamente 12-14 años. Trabajábamos juntos en la parrilla de La Raqueta, que está aquí cerca. Por medio de familia nos conocimos y nos hicimos amigos.
Nosotros empezamos con el tema del helado a raíz de lo que había empezado a estudiar Javier. Dimos nuestros primeros pasos con una máquina muy pequeñita para ir tanteando terreno. Y él fue atrapando mi ilusión, mis ganas de iniciar un negocio... Así que oficialmente en el año 2017 empezamos a fabricar el helado para nosotros, a raíz de lo cual empezamos a distribuir también para la parrilla.
Javier: Como dice Martín, nos conocimos en La Raqueta y empezamos a trabajar juntos. Salió la idea de hacer un negocio y lo transformamos de muy a poquito... Pero estábamos muy seguros de lo que queríamos hacer y a dónde queríamos llegar. Así, un día compramos unas máquinas de helado en Madrid. El problema es que no teníamos dónde guardarlas, así que nos contactó el dueño de este local, que es cliente nuestro, y nos dejó asentarlas en este local de la urbanización Dos Regos. La heladería no nació inmediatamente después de esto, sino que seguíamos haciendo helados para la parrilla.
Martín: Saltamos de una máquina muy pequeñita que tenía Javier a estas grandes. De hecho, la pequeñita, de tanto practicar y darle vueltas, la terminamos rompiendo. De las primeras máquinas de Madrid pasamos a estas que tenemos actualmente, que son italianas también, unas neveras muy lindas. Y nada, nació este local en el 2017.
¿De quién fue la idea de empezar a extenderse? ¿O fue un consenso que tuvisteis entre los dos?
Javier: De los dos. A los dos nos puede más la gana de emprender y de hacer crecer esta ilusión que tenemos por este negocio. Digamos que todo lo hacemos desde el sentimiento, porque si bien esto no deja de ser un negocio, también tiene mucho corazón puesto. Acá hay muchas horas y dedicación. Nosotros terminábamos de trabajar en la parrilla a la 1 de la mañana y veníamos a hacer el helado.
Martín: Claro. Por ejemplo, nosotros siempre habíamos querido entrar en A Coruña, pero le teníamos respeto, así que queríamos estudiar muy bien dónde entrar. Desde un principio, sabíamos que queríamos estar en la “calle de los helados”. Nuestra primera idea fue entrar en el antiguo local de La Colón. Pero al final, nos hemos asentado aquí porque nos llamaron personalmente por teléfono para ofrecernos otro local.
Rafa: ¿Te acordás que fuimos a ver la Italiana? Nos ofrecieron también ese local que acababa de cerrar. Pero era como que algo no cuajaba, vimos que para nosotros no era lo indicado en ese momento.
Martín: Después también abrimos en Mera, que ya es nuestro segundo año. Estamos re contentos en ese local con la cantidad de turismo que hay ahí.
En cuanto a la historia de vuestro nombre, de Rafa Gelato, ¿cómo se os ocurrió? ¿Hay alguna anécdota detrás de este?
Martín: Sí, por supuesto, hay una anécdota. (Risas) Cuando estábamos Javi y yo en la parrilla a veces pasaban cosas que hacían que él mencionara a su padre. Decía “ay, si estuviera el Rafa, si estuviera el Rafa...” Por ejemplo, cuando yo lo empujaba por lo que sea, por el espacio reducido y así... Y él me decía “si estuviera el Rafa aquí te mataba”, ya que el padre odiaba que lo empujaran. Llegó un momento que lo repetíamos para todo. Fue algo que se nos quedó durante todo este proceso de armar el proyecto.
Entonces, buscando el nombre surgió la idea de decir “¿y si le ponemos Rafa Gelato?” En honor a su padre por ser algo que nos unía. Además, era un nombre cortito y pegaba mucho. Era un nombre atado ese momento de risa que a nosotros nos llenaba y nos traía buenos recuerdos. Además, Rafa era una persona que siempre quise conocer.
Javier: También se trata de un nombre muy familiar. Por eso se relaciona también con la heladería, que es más que un negocio, es muy importante para nosotros, así que el hecho de que sea así de familiar es muy importante. Por eso todos somos Rafa. A todos nos dicen así: a mi padre, a mí y hasta a mi primo, que estuvo un poco acá.
También creo que es algo que refleja qué tipo de negocio somos, de ahí ese aire familiar que queremos transmitir. Nosotros tenemos las cosas “de siempre”: los mismos proveedores desde el principio, también seguimos con leche gallega, que trabajamos, por ejemplo, con la fresa nuestra que la vamos a buscar acá al Invernadero, al igual que todas pastas que son 100% puras.
Martín: Además, fíjate dónde empezamos. Es un lugar remoto con un marco concreto de clientes. Pero ahora, después de tanto tiempo, como le digamos a la urbanización que nos vamos de acá, nos matan. Ya somos parte de esta comunidad.
Javier: Algo muy importante es la transparencia y la imagen que tú das en el negocio. No queríamos que fuera un tema intocable. A nosotros se nos puede ver aquí en Dos Regos a través de la pared de cristal, pero podía haber sido una pared con una puerta. Sin embargo, nosotros nunca nos tuvimos que esconder de nada, si nos ven, pues nos ven. También es interesante porque se ven las máquinas, a nosotros trabajando en los baldes, las neveras de la leche y todos los productos que trabajamos. Es la parte de ponerle todo el corazón y decir “mirá, esto es lo que hay”.
Nosotros tenemos muy buena relación con los clientes. Hay muchos que ya, a raíz de ser clientes, se han vuelto amigos. Normalmente venían para acá a por el postre después de comer en La Raqueta. Llevamos ya muchos años aquí, así que hay personas a las que quizás no le ponemos cara, pero ellos a nosotros sí y eso también es importante.
¿Cómo consigue diferenciarse Rafa Gelato de otras heladerías?
Martín: Nosotros quisimos transportar acá todo lo que teníamos ganas de comer estando lejos de nuestra casa. Ahora tenemos la suerte de poder hacerlo nosotros y sabiendo muy bien los productos que usamos, es decir, de calidad, frescos, locales... Siempre intentamos que, dentro de lo que podamos, todo sea kilómetro cero. Además, no trabajamos con bases industriales, todo está formulado y creado por nosotros. Por eso cada sabor es diferente y, aunque cada opción de sabor te pueda gustar más o menos, tienes la garantía de que no se parece a ningún otro helado.
Javier: La gran diferencia es que además de ser artesanal, está formulado por nosotros. También evitamos trabajar con esencias o aromas. Por ejemplo, nuestra fresa no tiene ese típico color rosa que se ve por ahí. Y te puedo hablar de fresa como puedo hacerlo de cualquier otro sabor, ya que es lo mismo. Pero vos ves los helados y no son colores que te van a llamar mucho la atención. El único que tiene un aditivo es el helado de menta, que tiene clorofila, pero es un ingrediente natural.
Martín: Nosotros hacemos una fórmula donde marcamos el punto de dulzura, la grasa y el punto perfecto que queremos para el helado. Por eso es que decimos que nuestros helados no se van a parecer a ningún otro. Eso sí, te puede gustar más o menos. De ahí que cada heladería también tenga su público. En nuestro caso, también tenemos muchas personas que vienen a consumir nuestros helados porque tenemos sabores que muy pocas heladerías tienen.
Javier: Sí, por ejemplo, tenemos el sabor de zambayón, que no sé quién más lo hace. Es un gusto muy argentino que es de procedencia italiana. También tenemos dulce de leche granizado, que es también muy argentino, o la banana split, que es banana con dulce de leche y chocolate. Por eso creemos que cada uno se va quedando con lo que le gusta y le identifica.
¿Tenéis intenciones de seguir ampliándoos, incluso de llegar a salir de Galicia y extenderos por España?
Martín: La ilusión está siempre ahí y nosotros creemos que este negocio no tiene techo. ¿Quién te va a decir algo si querés montar 80 heladerías? El tema es cómo es la base, con qué estructura, todo... No es simplemente un “lo hago porque lo hago”.
Javier: Claro, la ilusión la tenés siempre porque te gusta crecer. Nosotros, de momento, tenemos como próximo paso mudar el obrador a un lugar donde tengamos más capacidad. Por eso, esta parte de ampliar el obrador, mudarnos y tener un poco más de capacidad es con visión a un futuro. Pero no tenemos prisa. Es importante seguir con todo lo casero y artesanal, no industrializarnos. Por eso los pasos tienen que ser muy de poco a poco... Eso es lo que siempre tuvimos claro.
Martín: Es más, nosotros tenemos una heladería que no es nuestra, que son unos chicos argentinos que están en Riazor vendiendo nuestro helado. Se llama Arriba la cuchara, está frente a la tienda deportiva. Después acá cerca tenés el Rancho Grande o el Piccolo Mondo, la pizzería que está en Santa Cristina.
Ambos tienen un punto de venta nuestro. Por eso tenemos las intenciones de mudarnos para así extendernos y poder dar abasto sin industrializar el helado. Es mentira los que dicen que, porque se tenga más de una heladería, el producto ya no es artesanal. Pueden tenerse 100 heladerías y que el helado siga siendo artesanal.
Si alguien se presenta en Rafa Gelato sin tener ni idea de lo que quiere, ¿qué sabores de helado recomendaríais? ¿O cuáles os gustan más a vosotros?
Martín: Mira, los sabores son muy particulares porque a cada persona le gusta algo en concreto. Por ejemplo, yo tengo un dulce de leche buenísimo. Entonces vos lo probás y dices “sí, sí está rico”, pero puede que no te llame tanto.
Si generalizamos diría que, por ejemplo, a los chicos les gusta el Kinder Oreo, a la gente de nuestra edad, 50 para arriba, ya tira a los frutos secos o el chocolate, va más a lo clásico.
Javier: Después tenés mezclas raras que hay, como la gente que te pide un batido de menta y mango, que lo he puesto yo la semana pasada. Hay de todo. Si a mí me decís, ¿qué sabor te gusta más? Yo te digo, el pistacho, el dulce de leche granizado, la fresa nuestra, que me parece que es exclusiva o el sambayón mezclado chocolate, que es la bomba.
¿Qué otros productos tenéis en Rafa Gelato?
Martín: Hay sándwiches de miga, pastafrolas, gofre y muchos tipos de pastelería como gofres, churros, chocolate, alfajores y maicena. Esto solo lo tenemos en la tienda de Santa Cruz, que es la única con cafetería y todo esto.
En el invierno hacemos alfajores. Si en verano no los hacemos es por el tema del chocolate porque cuidamos tanto nuestro producto que con los cambios de temperatura se derrite fácil. Así que lo hacemos solo a partir de que termina la temporada calurosa, a partir de septiembre y octubre. En la parte de pastelería también tenemos pastafrolas, pepas, milhojas, chocotorta... Todo esto para comer aquí en el local.
Javier: En cuanto a las opciones de helado lo tenemos vegano, para diabéticos, sin lactosa y hasta de chocolate al agua para la gente que quiere comer chocolate y no puede con el tema de la lactosa. Nos gustaría estandarizar un poquito todo, aunque todavía nos falte el espacio.
Algo muy decisivo en un negocio es la atención al cliente. Que una persona se pare a saludaros ya dice mucho del tipo de relación que tenéis con las personas que vienen a consumir vuestros helados.
Martín: Sí, nos conoce mucha gente, es lo que te decía antes. Además, siempre estuvimos siendo la cara visible en nuestros negocios. Entonces, yo quizás no te pongo cara a vos, pero vos sabés quién soy yo. Hay gente que viene a tomar un helado y corre a la puerta para saludarte. Es la parte que tenemos nosotros, que es familiar, argentina y del rollo del meme de “poné un argentino en tu vida”.
Javier: Nosotros nos vemos tres veces al día y tres veces nos damos un beso. Nos gusta sentir la llegada a la gente. Gracias a Dios, también tenemos muy buen equipo de trabajo. Al final, lo que queremos es transmitir todo el corazón que nosotros le ponemos a lo que tenemos acá montado.