Así resisten los líquenes a las condiciones de vacío y radiación extrema de Marte

Ciertas especies no solo sobreviven, sino que funcionan biológicamente en un entorno similar al marciano.
Así resisten los líquenes a las condiciones de vacío y radiación extrema de Marte
A la izquierda, muestras de X. parietina utilizadas durante el experimento de exposición. A la derecha, PASLAB en el DLR de Berlín, cámara climática y cámara experimental abiertas I SCI REP

En los últimos años, los líquenes —esas curiosas asociaciones simbióticas entre hongos y algas o cianobacterias— han sorprendido a la comunidad científica por su capacidad para sobrevivir en entornos extremos. Ahora, un estudio reciente sugiere que algunas especies podrían incluso tolerar las hostiles condiciones de Marte, replanteando lo que creíamos saber sobre la habitabilidad del planeta rojo .  


Investigadores de la Universidad Jaguelónica (Polonia) expusieron dos especies de líquenes, Diploschistes muscorum y Cetraria aculeata, a condiciones marcianas simuladas durante cinco horas. El experimento replicó la atmósfera de Marte (95% CO₂, presión de 600 Pa), fluctuaciones de temperatura y dosis de radiación equivalentes a un año de actividad solar intensa. Los resultados, publicados en la revista IMA Fungus, revelaron que el D. muscorum mantuvo procesos metabólicos activos, como la producción de energía y mecanismos de defensa celular, desafiando la idea de que la radiación ionizante es una barrera infranqueable para la vida. 

 

Este hallazgo es revolucionario porque demuestra que, al menos a corto plazo, ciertos líquenes no solo sobreviven, sino que funcionan biológicamente en un entorno similar al marciano. Según la autora principal, Kaja Skubała, esto abre la puerta a reconsiderar la posibilidad de vida en Marte, especialmente en "micro-nichos" protegidos de la radiación .  

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Una década de experimentos clave  

 

  1. Simulaciones tempranas (2012-2014):  
    En 2012, el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) expuso líquenes y cianobacterias a condiciones marcianas simuladas (presión de 6 mbar, radiación UV, temperaturas entre -50°C y 23°C). Tras 34 días, especies como Pleopsidium chlorophanum no solo sobrevivieron, sino que realizaron fotosíntesis, especialmente en zonas "protegidas" que imitaban grietas en rocas.  
  2. Resistencia en el espacio (2016):  
    En un experimento de 18 meses fuera de la Estación Espacial Internacional, líquenes como el Rhizocarpon geographicum y el Xanthoria elegans soportaron radiación UV y atmósfera marciana simulada. Más del 60 por ciento de las células mantuvieron su ADN intacto, confirmando su resiliencia .  
  3. Adaptación a la sequedad y radiación (2023):  
    Un estudio en Scientific Reports analizó al liquen Xanthoria parietina bajo condiciones marcianas durante 30 días. Aunque la radiación dañó sus carotenoides y cloroplastos, el organismo mostró recuperación parcial, sugiriendo mecanismos de reparación celular .  

 

Desafíos pendientes

A pesar de los avances, persisten interrogantes:  

 

  • Exposición crónica a la radiación: los experimentos actuales son de corta duración. Marte recibe radiación constante, lo que podría dañar el ADN a largo plazo.
  • Disponibilidad de agua: aunque Marte tiene agua en forma de hielo y sales hidratadas, los líquenes necesitan ciclos de hidratación para activar su metabolismo, algo escaso en el planeta.  
  • Percloratos en el suelo: sustancias tóxicas presentes en Marte podrían inhibir el crecimiento, un factor no siempre incluido en las simulaciones.  

 

Estos estudios no solo son relevantes para la astrobiología, sino también para la protección planetaria. Si los líquenes terrestres pueden sobrevivir en Marte, las misiones deben extremar medidas para evitar contaminar el planeta con organismos hitchhikers.  

 

Aunque aún no hay evidencia de vida en Marte, los líquenes demuestran que la biología terrestre es más resistente de lo imaginado hasta ahora. Futuras investigaciones explorarán su supervivencia a largo plazo y en condiciones reales, quizás mediante misiones robóticas que analicen micro-nichos bajo la superficie.

 

Mientras tanto, estos organismos siguen enseñándonos que, como dijo el astrobiólogo Jean-Pierre de Vera, "la vida es dura, pero ahora sabemos que es aún más dura de lo que pensábamos".

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