Breivik y Noruega se enzarzan en los tribunales sobre su salud mental y el aislamiento

Breivik y Noruega se enzarzan en los tribunales sobre su salud mental y el aislamiento
Breivik, en el juicio, junto a sus representantes legales / EFE

La Fiscalía noruega señaló este martes que el ultraderechista Anders Behring Breivik, autor de los atentados en los que murieron 77 personas en ese país en 2011, todavía es muy peligroso y que miente sobre su salud mental, en el juicio contra el Estado por el régimen carcelario al recluso.


"Sigue existiendo un riesgo extremo de violencia completamente incontrolada", dijo el fiscal Andreas Hjetland, aludiendo al último informe elaborado por dos psiquiatras el año pasado.


Hjetland señaló que Breivik mantiene las mismas ideas que en 2011, con la excepción de que ahora asegura no hacerlo de forma militante, y puso en duda la credibilidad de su condena de la violencia, así como de que realmente haya sufrido daños por el aislamiento.


En la demanda presentada contra el Estado por violar las convenciones de derechos humanos debido al régimen carcelario de aislamiento, se apunta a que su salud se ha visto afectada y que se ha hecho adicto a los antidepresivos y mostrado tendencias suicidas.


"Nunca he levantado un dedo contra nadie después de mi arresto, y nunca lo haré. Nunca me han cogido en una mentira en doce años, y estoy orgulloso de ello", dijo Breivik ante el tribunal, en declaraciones recogidas por la agencia noruega NTB.


Breivik apuntó que no es él quien aún es peligroso, sino el "personaje" creado a partir de él y sobre el que no tiene control, y que usa la extrema derecha.


La demanda de Breivik critica también el estricto régimen postal, que según esta ha supuesto que más de 2.000 cartas suyas hayan sido retenidas por tener un contenido político que él niega.
"No me dejan mandarle cartas a nadie con el que no haya tenido contacto antes de 2011. Hace mucho que no tengo relaciones con sentido", declaró hoy.


El ultra noruego ya había presentado una demanda similar hace más de un lustro, pero aunque el fallo inicial sí admitió violaciones de los derechos humanos, fue revocado luego por una corte de apelación y, en última instancia, por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.


El juicio se celebra bajo severas medidas de seguridad y con amplias restricciones, ya que por orden del tribunal sólo se podrá ver el inicio y el fin del proceso, y no las intervenciones de Breivik.


El recluso, que hace años cambió su nombre por el de Fjotolf Hansen, no hizo ningún saludo nazi ni exhibió ninguna pancarta al entrar en el recinto en los dos días que se llevan de juicio, a diferencia de en otros ocasiones.


Breivik fue condenado a 21 años de prisión, castigo máximo fijado entonces por las leyes noruegas y figura que puede equivaler a una cadena perpetua, ya que se puede prorrogar de forma ilimitada, aunque el reo tiene derecho a que su condena sea revisada de forma periódica.

 

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