El Gobierno griego ignoró advertencias planteadas por la oposición y los sindicatos sobre problemas de seguridad en la red ferroviaria semanas antes del siniestro que el pasado día 1 dejó 57 muertos al chocar de frente dos trenes en un tramo sin sistemas automáticos de vigilancia.
“Debería darles vergüenza plantear cuestiones de seguridad. Deben retractarse inmediatamente. Garantizamos la seguridad”, se ve decir al ya exministro de Transportes, Kostas Karamanlis, en una respuesta parlamentaria a la oposición, dos semanas antes del accidente, en un vídeo que se hizo viral ahora en las redes sociales. Aunque Karamanlis dimitió al día siguiente del accidente, el primer ministro, el conservador Kyriakos Mitsotakis, lo mantuvo en las listas de su partido, Nueva Democracia, para las elecciones que se espera se celebren en abril o mayo.
Otra advertencia vino del sindicato de ferroviarios, que un mes antes del siniestro pidió en una comunicado “no esperar a una tragedia, que se está acercando, para verlos (al Gobierno) derramar lágrimas de cocodrilo”. En esa nota los trabajadores denunciaban la falta de medidas de seguridad y recordaban que “casi a diario” se producían accidentes menores que ponían en riesgo la vida de los maquinistas.
Mientras, la investigación periodística se está centrando en el denominado ‘contrato 717’, firmado en 2014 entre la empresa estatal de ferrocarriles, OSE, y dos compañías, la griega TOMI y la multinacional francesa Alshtom. El contrato se refería a la mejora del sistema de señalización y a un sistema del control remoto de los trenes en el tramo Atenas-Salónica, donde se produjo el accidente.
Aunque la obra debería haberse concluido en 2016, recibió continuas prorrogas, la última una de 14 meses firmada en 2020 por Karamanlis, según revelan los medios griegos. Según el semanal griego Documento, la Fiscalía Europea abrió hace cuatro meses una investigación sobre el contrato, ya que está financiado en un 85% por fondos comunitarios.