Los conservadores británicos estrechan el cerco en torno a la primera ministra británica, Liz Truss, cuyo mandato parece tambalearse tras solo cinco semanas en el cargo y a quien sus compañeros de partido buscan ya un recambio.
La calamitosa gestión de la líder ‘tory’ desde que fue designada nueva jefa del Gobierno el pasado 6 de septiembre amenaza (a juicio de los analistas en el Reino Unido) con convertirla en una de las primeras ministras más fugaces de la historia británica.
El veterano diputado conservador Crispin Blunt fue el primero que, ayer, llamó públicamente a la renuncia de Truss, aunque se piensa que decenas de sus compañeros de bancada comparten esa idea. “Creo que se acabó el juego para ella. Ahora se trata de (decidir) cómo se gestiona su sucesión”, dijo Blunt en declaraciones adelantadas por la televisión Channel 4.
Las reglas internas del grupo parlamentario ‘tory’ conceden una tregua de un año hasta poder convocar una moción de censura interna contra un nuevo líder, pero todo podría saltar por los aires si el clamor es unánime.
“Si hay una opinión de peso dentro del grupo parlamentario de que debe haber un relevo, este se llevará a cabo”, opinó Blunt, sin ofrecer detalles sobre cómo sería el procedimiento.