Una vez asegurada la llegada en los próximos dos meses de los primeros tanques occidentales, Ucrania intensificó su campaña para convencer a sus socios de que crucen otra línea roja: la del envío de aviones de combate, especialmente F16.
El refuerzo de las Fuerzas Aéreas con aviones de combate de cuarta generación como los F16 estadounidenses se convirtió en una tarea prioritaria del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que recalcó que “la agresión rusa puede y debe ser detenida con armamento adecuado”.
“El F16, un avión multipropósito, que es el más extendido en el mundo, puede ser la mejor opción para las Fuerzas Aéreas de Ucrania”, dijo ayer el portavoz de ese cuerpo, el coronel Yuriy Ignat.
Entre sus prestaciones destacó que este avión de combate puede atacar con distintos tipos de armamento objetivos en tierra y defender el cielo de ataques aéreos. En su mensaje a la reunión del pasado día 20 del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, conocido como ‘formato Ramstein’, por el nombre de la base militar de Ramstein (Alemania), Zelenski expresó su esperanza de que las próximas reuniones pasen a la historia por acordar el suministro de F16 y de misiles de largo alcance. Un día después, su ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, aseguraba en Facebook que un colega europeo, al que no identificó, le manifestó que si Ucrania necesitaba F16 él se ponía a trabajar en ello.
En todo caso, el Gobierno neerlandés, según su ministro de Exteriores, Wopke Hoekstra, estaría dispuesto a estudiar con “mente abierta” un suministro de cazas F16 a Ucrania si esta lo solicita. Según el viceconsejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jon Finer, Washington no excluye el suministro a Ucrania de “ningún sistema concreto de armamento”.
En cambio, el canciller alemán, Olaf Scholz, reticente hasta el último momento a autorizar el envío de tanques ‘Leopard 2’, descartó este miércoles el envío de aviones de combate a Ucrania. “Esto hasta ahora no ha ocurrido y no ocurrirá más adelante”, dijo Sholz en el Bundestag.
No obstante, Kiev confía en que Occidente también en esta ocasión, al igual que anteriormente en el caso de los sistemas de misiles ‘Himars’ y de defensa antiaérea ‘Patriot’, así como en el de los tanques, cruce las líneas que él mismo se impuso por miedo a una escalada del conflicto.
Un alto cargo de Lockheed Martin, fabricante de los F16, dijo esta semana al ‘Financial Times’, que planea aumentar la producción en su planta de Carolina del Sur, lo que permitirá a la empresa cumplir los pedidos de cualquier país que elija transferirlos a terceros (Ucrania) para ayudarle en la guerra.
Entre los aviones que los aliados de Kiev considerarían traspasar a Ucrania se encuentran también cazas soviéticos MiG-29.
Eslovaquia, que posee once de esos aparatos, actualizados entre 2004 y 2006 a los estándares de la OTAN, declaró que está lista para entregarlos a Ucrania en coordinación con Estados Unidos.
El Kremlin advirtió ayer de que el debate sobre el envío de aviones de combate a Ucrania, tras la decisión de Occidente de suministrarle tanques, “aumenta el grado de tensión”.
“Estamos ante una escalada de tensiones, incluido por el suministro de tanques y las continuas discusiones sobre el componente aéreo”, dijo el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.
Agregó que la escalada de tensión “obedece a las decisiones que se adoptan en Washington y en las capitales europeas”.
Según el Kremlin, la “llave” del conflicto ucraniano está “en gran medida” en Washington.
“Pero vemos que el actual inquilino de la Casa Blanca (el presidente Joe Biden) no quiere usarla y opta por continuar atiborrando de armas a Ucrania”, recalcó Peskov.