Cada ocho horas una mujer es violada en España. Más de un millar de mujeres son violadas por hombres, cada año. Demasiadas mujeres son asesinadas a manos de sus maridos o parejas. Según el INE (Instituto Nacional de Estadística)y el CGPJ (Consejo General del Poder Judicial) aumentan los delitos de violencia doméstica y las violaciones. ¿Esta es la sociedad que generamos, entre todos?. ¿Esta es la sociedad que queremos para nuestros hijos?. ¿Qué hacemos, cada uno de nosotros, para evitar esta constante sangría que no cesa?
Decía Luther King que “no me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética, lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”.
Esto no puede quedarse en meras estadísticas y todos, por lo menos las personas de bien, tienen que luchar para denunciar este tipo de terrorismo que siguen ejerciendo, sin ningún tipo de arrepentimiento, personas “machistas y enfermas” que han sido malcriados por sus propias madres y su entorno familiar.
Algunos “hijos del azar” no entienden que el “no” de una mujer es no y no un quizás. Se creen que tienen derecho sobre la libre voluntad de cualquier mujer. Sus únicas conversaciones, cada uno de los días del año, son hablar de sexo y más sexo.
No son cabezas cuadradas, son cerebros enfermos y violentos contra el llamado sexo débil. Eso es lo que le inculcaron desde pequeños. Ya, en su primera relación sexual, los llevaron sus padres de putas y con eso ya aprendían que con dinero todo se consigue.
Para ellos la voluntad de cualquier mujer no existe, solo priman sus deseos más primitivos. Las mujeres siguen siendo sus objetos de deseo, previo pago.