Ignoro a quién perjudica o beneficia la abstención. Lo que sí es seguro es que no beneficia a la democracia. Quedarse en casa de brazos cruzados es dejar que los demás decidan por ellos y quien se abstiene, siendo como es una posición legítima, quita crédito a los que luego se lamentan de los resultados.
El domingo se auguran lluvias en Castilla y León y si al poder disuasorio que puede tener el clima, y eso que se llama desafección política, que al parecer anida en el ánimo de muchos ciudadanos, nos podemos encontrar con que la abstención gane tanto como el partido que resulte más votado. Todos los partidos que compiten en las urnas se han dado cuenta, temen que la abstención supere lo razonable y de ahí que en el tramo final se hayan acrecentado presencias, se hayan evitado otras, se haya aprobado el SMI por la vía de urgencia, se vislumbren cambios de estrategias... esfuerzo final no solo para conseguir votos, sino para animar a los electores para que acudan a las urnas.
Estas elecciones autonómicas han cobrado una relevancia para todos que es exagerada. Ocurra lo que ocurra ni se van a modificar liderazgos, y ni acercan ni alejan de Moncloa y si esto no es así es porque han sido los propios partidos, y no solo el PP, quienes han querido ver en estos comicios algo más y algo distinto a lo que realmente son: elecciones autonómicas.
La dinámica es tan distinta a unas municipales o a unas generales que resulta inexplicable que se hayan llenado las mochilas políticas con ladrillos innecesarios. Pero ya da igual. La lectura de los resultados tendrán una lectura nacional y es probable que nadie pierda, algo muy habitual en España. Seria sorpresivo que, salvo catástrofe o éxito inesperado, todos los partidos no encuentren motivos para sentirse satisfechos, al margen de los resultados que obtengan.
Precisamente por ello, la abstención es, probablemente, un adversario para todos, de ahí que la participación sea un elemento crucial en esta cita electoral. Sólo con una participación elevada se podrá saber a ciencia cierta cuál es el sentir político de los ciudadanos de esa gran tierra que es Castilla y León.
Solo si los ciudadanos se implican con su voto acudiendo a las urnas tendremos un mapa correcto de esa autonomía y los análisis que se hagan el domingo por la noche resulten más próximos a la realidad.
Interpretar la abstención es un ejercicio difícil porque nunca se sabrá a ciencia cierta si los que se han quedado en casa es porque hace frío, llueve o es desafección y cansancio de la política o simple indiferencia hacia lo que ocurra. En política, interpretar el silencio de los ciudadanos es más complejo que contar votos.