Así están las cosas

Yo no quiero desilusionarlos pero esto pinta solo regular. Están allá arriba, pasando los Pirineos, muy contentos con Macron que ¿paró a la extrema derecha? Cuando Le Pen consigue unos resultados históricos…y aún falta otra “vuelta” para apuntar nuevos resultados. Aquí también avanza gracias a don Alberto que quiere pillar éxitos a cualquier precio.


Con Feijóo de viaje ya rifan su herencia que por cierto, según las cuentas de la portavoz del BNG son bien pobres por ser generosos con don Alberto pues al viajero que huye se le pone siempre un puente de plata aunque, palabra de honor, mejor sería un caballo veloz o un billete de avión. Cuentan que los barones más conocidos –Calvo y Rueda– ya han puesto a sus huestes en movimiento.


Y algo se mueve en nuestro concello. Esperemos que la marea no sobrepase las “montañas” de arena montadas en Riazor. Por lo que uno escucha y lee es un asunto entre manzanas del mismo cesto y por eso, una de las figuras más conocidas de Podemos ha dicho que todas las fuerzas progresistas van a estar unidas. Tiempo tienen para prepararse.


Pasamos la Gudiña para entrar en otros territorios donde las cosas se mueven –muchos dicen que para quedar como están– como por ejemplo los nuevos datos conocidos sobre la alegre vida de nuestro emérito, sin dudas uno de los comisionistas mejor pagados, y otras nuevas de los comisionistas de Madrid especializados en la venta de productos sanitarios. Tal vez por eso desde la Zarzuela nos han remitido la lista de bienes del actual ocupante cada vez más alejado de su papá para quien sigue sin contarnos toda la novela de amores y dineros que, por cierto, deberá explicar a los súbditos del Gran Bretaña que, al revés de los jueces españoles, si notaron muchas anomalías en la alegre vida de nuestro ex que, ese si según las normas, tiene derecho a unos cuantos privilegios .Dicen por ahí que van a elaborar un libro de ruta para marcar los privilegios y derechos de los coronados amén de sus obligaciones¿?


De Madrid al cielo decía la canción y al parecer muchos de sus ilustres vecinos pueden hacer un alto para pasar un tiempo en la trena. Y es que si nadie, en el puente de mando, sabía nada tienen un delito según la doctrina de aquel conocido ministro: por no estar atentos. O sea “in vigilando”.

Así están las cosas

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