Dicen que Manuel y María, de 96 y 93 años, llevan 70 años de matrimonio cuando se encuentran en la habitación de un hospital porque Manuel se fracturó la cadera. Entonces Manuel le comunica a María su decisión de pedir el divorcio, esta, sorprendida, le contesta: “pero Manuel, después de tantos años me vienes con esto, me parece que tienes muy mala memoria.
A los 20 años cuando estabas en la mili te explotó una granada en la mano y yo estuve contigo. A los 25 tuviste un accidente de coche y yo estaba contigo, a los treinta te dio un ataque de apendicitis y yo estaba contigo, a los cuarenta te caíste de aquel caballo y yo estaba contigo, a los 70 años te dio el ictus y yo estaba contigo, ahora te rompiste la cadera y yo estoy aquí, contigo. Y después de todo esto ¿te quieres separar?”.
Entonces Manuel le responde: “Pues sí María, porque ¡me das muy mala suerte! Algo parecido nos pasa con Sánchez, él dice no tener culpa de nada, pero desde que es presidente se nos acumulan las desgracias. Crisis económica, pandemia, recibo de la luz, gasoil, huelgas, incertidumbres y guerras. Le compraré que no todo es su culpa, pero de lo que no cabe duda es que suerte, lo que se dice suerte, no nos da. Seguramente por eso todas las encuestas, salvo las de Tezanos, reflejan el divorcio entre el presidente y la ciudadanía. Sánchez está alejado de la realidad y su propio gobierno presenta fracturas internas que no auguran y buen futuro, proyectan inestabilidad que es todo lo contrario de lo que hoy necesitamos los españoles.
Por si todo esto fuera poco, el propio presidente se mete en un jardín por su cuenta y riesgo sin pactar ni consultar ni informar a nadie en el tema del Sahara que viene a comprometer las relaciones con Argelia en un momento en que dependemos de ese país para el suministro del gas.
Ante esto Sánchez guardia silencio y nadie de su gobierno da la cara. Para cubrir su agenda alejado de la realidad, programa una visita a un colegio, con los niños malo será que le toquen el tema y las narices. Pero los niños… ya sabemos como son.
En la visita colegial, el presidente muy afable les ofrece a los niños que le hagan preguntas, las que quieran y entonces Pedrito levanta la mano y pregunta: “presidente, ¿va a bajar el precio de la gasolina que está arruinando a mi padre? Y segunda: ¿por qué traicionamos a los saharauis? En ese preciso momento suena la campana del recreo y Sánchez les dice a los niños que se vayan a jugar y que después siguen con las preguntas. Al volver a clase los niños, el presidente insiste en que el que quiera la haga las preguntas que deseé. Entonces Manolito levanta la mano y pregunta: “¿va a bajar el precio de la gasolina que arruina a mi padre? ¿Por qué traicionamos a los saharauis? Y plantea una tercera: “¿donde está Pedrito?