La galería Maicart ofrece una muestra colectiva de los artistas Ramón Astray  ( A Coruña, 1967), Virginia Álvarez (Orense, 1980), Francis Marrouch (París, 1953), Fausto García (A Coruña, 1958), Ángeles Jorreto (Orense) y Bosquina Monzón Cortés (Ferrol, 1965). Con el título de “Futuro próximo”, la obra de Ramón Astray se inspira en los arcanos del tarot, de los cuales presenta cinco cartas:  La sacerdotisa, El mago, El sumo sacerdote, La emperatriz y La muerte,  en interpretaciones muy personales y sintéticas, alejadas del complejo simbolismo de los arcanos clásicos, para  conseguir que, sobre todo, quede resaltada la cercanía con los aspectos humanos; de ahí que, incluso, use, su propio rostro. Los cuadros de Virginia Álvarez, en los que representa un osito, un gato, un paisaje y un  terreno con dos tiras alargadas, están realizados en tonos grisáceo-terrosos o negros, con un relieve muy matérico formado por collages de trozos de madera, por lo que entrarían en la pinto-escultura. Francis Marrouch expone unas hermosas acuarelas, donde recoge rincones de nuestra ciudad, como el puerto o la calle Real, entre delicados contrastes de luces y sombras con reflejos evanescentes sobre los suelos húmedos, con lo  que consigue  sugerentes y sutiles atmósferas de gran lirismo. Bosquina Monzón ofrece una serie de fotos de arquitectura, impresas sobre planchas metálicas, realizadas con un enfoque que busca destacar el detalle y los ritmos constructivos, de modo que se aproximan, a veces, a la abstracción. Ángeles Jorreto presenta obras, como “La chica velada” o “Llegando a puerto”, en las que el rostro humano aparece representado como un enigma; también hay  espacios de ciudad, como “Selva urbana” y “ Ciudad nueva” que se manifiestan como rincones de misterio; en ambos casos, por medio de manchas sueltas y desdibujados de la figura, busca ir más allá de la apariencia, dejando abiertas las posibilidades interpretativas. Fausto García expone una serie de piezas cerámicas esmaltadas, en las que despliega una gran imaginación y juega con configuraciones sui generis, que pueden recordar las caprichosas formas creadas por la erosión, las perforaciones y huecos de las cuevas y de las rocas; pero que también se abren como artilugios inéditos e inventados, fruto de la imaginación creadora, así “Noname” que configura un cubículo de huecos entretejidos, formado por estrechas bandas, o “Laplaze” que forma una extraña figura arborescente, que se retuerce en formas curvilíneas y huecos; muy singular es  “Desdémona”, una pieza esmaltada en tonos vibrantes, en la que reúne aspectos que evocan un blanco perfil del que sale una lengua o pueden recordar a una gran seta, bajo la cual hay rojos racimos de cerezas. La muestra, en conjunto, no sólo es sumamente atractiva y nos permite una aproximación a la obra de estos artistas, sino que  da fe de las múltiples y variadas posibilidades expresivas y estéticas que ofrece la creación humana y de sus inagotables fuentes de inspiración.