Corred que nos pillan

Coincidiendo con la tramitación de los presupuestos, el Gobierno ha pisado el acelerador pero lo ha hecho con la desfachatez de pensar qué los ciudadanos somos un rebaño de bobos. Se iba a derogar el delito de sedición?. No. No estamos en eso, decía el Gobierno. Como iban a estar en ello si no tenían mayoría. Se produjo el milagro y en un abrir y cerrar de ojos esa mayoría existe. ¿Tiene algo que ver con el apoyo a las cuentas públicas?. Para nada. Cuando se habla de presupuestos sólo se habla de números y así una tras otra. Ni estaba en la mesa, ni había mayoría ni, por supuesto, es algo ajeno a la mayoría necesaria para sacar adelante las cuentas públicas. Y nos lo tenemos que creer.
 

Esto mismo cabe aplicar, con toda seguridad, al delito de malversación. Habrá opiniones distintas, posturas reticentes pero a estas alturas pensar que el Ejecutivo, es decir Pedro Sánchez, está a la espera de lo que los grupos presenten en el Congreso, es tomar el pelo a los ciudadanos. Están en ello y con medidas quirúrgicas o sin ellas, veremos como ese delito sufre las modificaciones que ERC pueda tener en mente. Todo se ha precipitado o esa sensación da. Y es lógico. Hay que correr para abordar cambios más que discutibles y que no tienen mas objeto que satisfacer a los socios necesarios. Cuando antes se vacíe la mochila, mejor. Queda más tiempo con la mochila medio vacía cara a las elecciones de Mayo. Hay que correr para que las fechas y la memoria de los ciudadanos no atropellen a esta coalición que nos gobierna.
 

Siendo este el cálculo inicial, hete aquí, que la famosa ley del sí es si ha provocado una tormenta inesperada para el Ejecutivo y de manera muy especial para la ministra de Igualdad, que con su reacción ante los efectos perversos de una ley muy mal hecha, como tantas veces se les avisó, no ha tenido el menor recato en sacar a la luz esa soberbia propia de quien se cree en posesión de la verdad, y se ve a sí misma sentada en él podium más alto de la libertad, de lo que está bien y está mal. Puro sectarismo, además de soberbia e ignorancia que ya resulta insoportable. Con tres jueces en el Ejecutivo es para echarse a temblar porque también ellos, como miembros de un órgano colegiado, son responsables. Tanto como la propia ministra. El ataque desmesurado, injusto, y casi delictivo a los jueces debería haber sido atajado por el presidente del Gobierno, que antes de desautorizar a alguien de Podemos, esté o no en el Ejecutivo, prefiere caminar sobre las aguas de la contemplación. 
 

El Ejecutivo, y no solo Irene Montero, está pisando el acelerador desde la temeridad que nada tiene que ver con la valentía. Valentía sería decir que no hay problema con Cataluña, que el problema existe con los independentistas. Valentía sería negarse a eliminar la sedición amparándose en la homologación europea, y valentía sería reconocer que la ley del sí es si es una barbaridad de técnica jurídica, por mucho que desde Igualdad se haya emprendido una batalla impropia de una ministra contra los jueces. El PSOE y el Gobierno quieren correr, no sea que las elecciones de Mayo les pillen, pero mucho me temo que es tal el cúmulo de piedras que están metiendo en su mochila que no les va a ser fácil luchar contra la estupefacción que sus pactos generan en miles y miles de españoles, sus argumentos infantiles e inciertos y sus calculados silencios. Es posible que no sea cuestión de tiempo, ni de correr sino de una forma de estar en política que este Gobierno ha despreciado desde el minuto uno.

Corred que nos pillan

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