El INE ha publicado esta semana los dos datos más relevantes para conocer la marcha de la economía y el estado del mercado laboral. Por un lado la EPA, que ha revelado el estancamiento del aumento del empleo en el cuarto trimestre, los 14.000 fijos discontinuos que cada día se van al paro, la pobreza de las horas trabajadas, una cifra de paro por encima de los 3 millones y el brutal incremento de los trabajadores con contratos a tiempo parcial. Todos estos datos reflejan que el empleo no va como el Gobierno nos viene diciendo desde hace meses y que como señala el economista Javier Santacruz evidencian que los mini jobs, incluso el trabajo por horas, se han instalado en España sin enterarnos, por la puerta de atrás, cuando hace unos años era anatema, maldición. Por cierto, lo que se ha incrementado y de forma vergonzante es la temporalidad en el sector público, algo que deberían hacerse mirar en el Gobierno que iba a acabar con este abuso de los empresarios.
El segundo dato se refiere al PIB. El Gobierno está muy contento porque ha crecido un 5,5% en 2022, eso sí tras un pobre cuarto trimestre en que la economía apenas ha aumentado dos décimas. Un 0,2% que el propio INE pone en cuestión en su nota de prensa para dar cuenta de la evolución de este importante dato. Dice el organismo público, cosa muy preocupante, que no tiene datos suficientes para evaluar la evolución del PIB en el cuarto trimestre.
Reconoce que apenas llegan a noviembre y que por tanto habrá una revisión que nos puede sorprender y hace “prever que las futuras revisiones de los resultados publicados puedan ser de una magnitud mayor de la habitual”. Parece que el INE nos quiere decir que no ha tenido acceso a numerosos datos para confeccionar su estadística.
Podemos pensar que no se los han proporcionado o que los ha retenido para que Pedro Sánchez pueda seguir fardando (esta semana hay cara a cara en el Senado con el líder de la oposición) lo cual sería grave o que realmente no los tiene, que no sé si es peor. La cuestión es que 2023 arranca con una inercia realmente pobre. De hecho, los más optimistas prevén que este año el PIB crezca como mucho el 1,3%. De ser así, España aún no habrá recuperado los niveles anteriores a la pandemia. Veremos qué nos dice el INE en esa revisión, pero los datos son tozudos y se impondrá la realidad a los cuentos.