España se ha instalado en la impostura, en la mentira, en los “fake” y en el “argumentario” que solo es un eufemismo para ocultar la realidad, pretende retorcer lo real para cambiar en el imaginario colectivo la percepción de las cosas y hacer creer a la audiencia que lo que pasó no pasó e instalar en nuestra conciencia otra cosa distinta a lo que realmente sucedió. Veamos, el gobierno en pleno con Sánchez a la cabeza se han puesto ante los micrófonos y las cámaras para decirnos que, si no se aprueba el techo de gasto o los presupuestos, es por culpa del Partido Popular. Como diría Alfonso Guerra me han dejado “¡pasmado!”. Tenía entendido que Sánchez había conformado una mayoría “progresista” que apoyaba al gobierno y que sirvió para investir a Sánchez, también bautizada por otro socialista, Rubalcaba, como “mayoría Frankenstein” y que incluía a los proetarras de Bildu y a Puigdemont. Ya hay que echarle imaginación para ver progresismo en Bildu y Junts, pero así nos lo vendieron y mucha gente se lo compró. A medida que avanza la legislatura, esa mayoría monstruosa hace aguas y ahora Junts parece que ya no es progresista, lo que deja a Sánchez en minoría parlamentaria, aunque a él no le importa, ya dijo que estaba dispuesto a mantenerse en el poder sin el apoyo del legislativo, lo que ya de por sí es una aberración democrática, pero ya conocemos a Sánchez y sabemos que, por el poder, lo que haga falta. Lo cierto es que los chantajes de Puigdemont no conocen límites y, parece ser, la capacidad de Sánchez para dejarse chantajear, tampoco. Aún así, cada vez que Sánchez cede, los separatistas catalanes suben su apuesta y así una y otra vez. Ahora Sánchez pierde su mayoría parlamentaria, lleva perdidas 35 votaciones y es incapaz de sacar una ley adelante y mucho menos unos presupuestos generales que, por segundo año consecutivo, están prorrogados. Según el propio Sánchez un gobierno sin presupuestos no puede gobernar nada, al menos esto decía cuando gobernaba Rajoy, posiblemente otro cambio de opinión del presidente que ya nos tiene acostumbrados a cambiar de opinión para tapar sus mentiras. Pues bien, con este rebumbio que tiene montado Sánchez, ha llegado a la conclusión de que la culpa es del PP. Un gobierno de socialistas y comunistas redacta unos presupuestos que atienden a su raíz ideológica que, naturalmente, nada tienen que ver con los presupuestos que pudiera presentar un gobierno de centro derecha y liberal y, por lo tanto, no los puede aprobar bajo ningún concepto. Estaría bueno que el PP apoyara unos presupuestos social-comunistas, su electorado saldría corriendo hacia otras opciones de la derecha, sin duda un mal negocio. Sánchez y su gobierno están instalados en la prepotencia y se niegan a aceptar su minoría parlamentaria. Mientras indultan y amnistían a delincuentes condenados, mientras pretende borrar lo sucedido con los ERES de Andalucía, mientras sus socios de gobierno se abrazan al dictador Maduro, mientras la señora del presidente está investigada en los juzgados, mientras el hermanísimo de Sánchez es investigado por falsedad y mientras tantas cosas suceden en nuestra España, la culpa de todo la tiene el PP. Sánchez debe someterse ya a una moción de confianza que reafirme la mayoría que le aupó a Moncloa y, si no la supera, debe convocar elecciones y dar la palabra a los españoles. No entiendo que el PP no exija cada día esta moción de confianza al presidente y tampoco entiendo que muchos españoles sigan comprando el argumentario de Sánchez. Permítanme un chiste que refleja perfectamente el “sanchismo”. Ese hombre que llega a su casa de madrugada y se encuentra a su mujer con otro hombre en la cama, la mujer se incorpora y le dice a su marido: ¿Qué horas de llegar son estas? El marido perplejo le pregunta quién es ese hombre que está en su cama y la mujer le responde: no me cambies de tema, ¿qué horas de llegar son estas?