Que el partido socialista de Sánchez cambie de opinión es ya un patrón de conducta. Si ustedes quieren es un eufemismo para no decir que miente, pero los socialistas tienen más que acreditada su capacidad para auto perdonarse cualquier pecado. Ven, eso sí, la paja en el ojo ajeno pero la viga en el propio les cuesta más trabajo. La cuestión que hoy nos ocupa tiene que ver, como no, con el asunto catalán y la resaca electoral pues un senador socialista se ausentó del pleno para no votar la ley de amnistía, para ser consecuente con sus principios. Se trata del sr. Lambán, ex presidente autonómico y secretario general de los socialistas aragoneses quien confesó que no podía votar la ley por coherencia y por principios y ello le llevó a ausentarse en una sesión en la que la mayoría absoluta del PP acabó vetando la ley para devolverla al congreso donde, con toda probabilidad, será aprobada los próximos días. De ello depende que Sánchez siga en Moncloa un tiempo más. Pues bien, los socialistas se apresuraron a anunciar que Lambán sería sancionado por el partido por su actitud rebelde y que se aplicaría el reglamento con toda contundencia sobre él. Llama la atención habida cuenta de la generosidad que el Psoe ha demostrado tener con los golpistas catalanes: pidieron indultos y se los dieron, pidieron amnistía y se la dieron, pidieron borrar la sedición y se borró y pidieron rebajar la malversación y se rebajó. A estos les perdonan todo, pero a Lambán nada. Sánchez es como los pulpos, cuantos más los mazas, más se ablandan. En su relato, los socialistas vuelven a mostrar su generosidad con ellos mismos, veamos, en Cataluña entienden que Illa tiene que gobernar porque ganó las elecciones, y es cierto, tan cierto como que Feijóo ganó las generales y no gobierna. Entonces se explicaba porque una mayoría Frankenstein lo apoyaba para ser investido sin embargo ahora, cuando el prófugo Puigdemont anuncia su candidatura a la investidura, los socialistas le reprochan que quedó segundo a siete escaños de don Salvador. Lo del “siete” tiene gracia, coincide con los escaños que Puigdemont tiene en Madrid y que son el soporte del gobierno de Sánchez, pero volviendo al tema, es cierto que Illa sacó siete escaños a Junts, de momento, a la espera del voto exterior porque en Lérida hay un escaño en el aire entre el Psoe y Junts, en todo caso, si una diferencia de siete les parece una mayoría muy contundente que les da derecho a gobernar, habría que preguntarles su opinión sobre los dieciocho que le sacó Feijóo a Sánchez en las generales. Verán ustedes con facilidad la generosidad del Psoe consigo mismo, aplican como nadie la “ley del embudo”, la parte ancha para ellos y la estrecha para los demás. No tengo ni idea de quién gobernará Cataluña los próximos años, ni tan siquiera si se repetirán las elecciones, pero ya nadie podrá poner la mano en el fuego porque Sánchez no venderá a IIla a favor de Puigdemont para salvar su sillón en Moncloa. Mi querido amigo Gradín me decía: “eso no puede ser, Sánchez dijo que no lo haría”. Esa afirmación, querido Ángel, es la que hizo saltar todas las alarmas. ¿Acaso crees que Sánchez no cambiará de opinión?