Dos semanas después de estar negociando con manos libres la integración o la no integración en el “yolandismo”, la dirección de Podemos ha preguntado a sus militantes si le deja manos libres para decidir por arriba la integración o la no integración en el partido instrumental “Movimiento Sumar” de cara a las elecciones generales del 23 de julio.
El párrafo anterior les parecerá a ustedes una enredadera de palabras, pero les aseguro que es el resumen del resumen simplificado de la formulación utilizada por los dirigentes de Podemos para formular una pregunta muy sencilla, que hubiera sido en versión libre algo así: “¿Nos sumamos o no?” Pero la pregunta no fue esa, sino ésta: “¿Nos dais carta blanca para que lo decidamos desde arriba?”.
El resultado de la consulta se conoció a media mañana de este viernes, al borde del cierre del plazo para registrar las candidaturas. O sea, para que Sumar y Podemos cierren un acuerdo de unidad (o no). Es un “siiiiií” a Belarra, Montero, Echenique y compañía. Desde las 11.00 h. del viernes, 9 de junio, quedan autorizados a actuar como les parezca bien. Ojo al dado y lo que cuelga. Nada menos que el 93% de los inscritos viene a decir que la dirección decida por ellos sobre lo que es mejor o no para Podemos. El mensaje que se traslada es que ellos, los militantes de base, no lo tienen claro. De haberlo tenido claro, no se hubieran conformado con otorgar ese masivo voto de confianza a la dirección, sino que, por el contrario, hubieran exigido que se les consultase por derecho sobre el “sí” o “no” a la dilución en Sumar.
Volvemos donde estábamos, a la espera de que los jefes de Podemos decidan en las próximas horas si el partido de los indignados del 15-M, el “sí-se-puede” y la aversión a la casta” se diluye en la nueva izquierda liderada por Yolanda Díaz. La incógnita sigue viva. El desenlace está al caer. Pero ni la opción A (unidos a las urnas) ni la opción B (por separado), a mi juicio, va a servir para frenar el proceso declinante de la izquierda que afloró en las recientes elecciones territoriales y viene cantado en todos los sondeos de cara al 23 de julio.
Todas las proyecciones anticipan una merma en la facturación electoral tanto del PSOE como del concertado conjunto de fuerzas a su izquierda (Sumar”). En ocupación de escaños del Parlamento, la merma será menor si finalmente Sumar y Podemos van juntos, pero en cualquier caso todo el bloque de la izquierda (sean dos o tres, al final) cotiza la baja, alejándose de la ecuación que en las elecciones de noviembre de 2019 hizo posible el Gobierno de coalición PSOE-UP apoyado en la llamada mayoría Frankenstein.